La ciencia ha identificado 400 fobias existentes en el mundo, aunque los expertos aseguran que hay muchas otras que todavía no se han podido investigar. Las más comunes residen en el miedo a las alturas, a los espacios pequeños o a las arañas, aunque subsidien muchas más. El miedo a enamorarse, por raro que parezca, es una de ellas. Quienes padecen la conocida como 'filofobia' sienten un temor irracional a la hora de enfrentarse a situaciones que implican este sentimiento.
Qué es la ‘filofobia’
Enamorarse puede ser para algunos un sentimiento agradable mientras que en otras personas pueden ser su peor pesadilla. De hecho, hay quienes poseen un miedo irracional a enamorarse. Como la mayoría de los temores, también tiene un nombre que lo define. La ‘filofobia’ es el terror que surge ante la idea de conectar emocionalmente con otra persona y mostrar sus sentimientos, o lo que es lo mismo, enamorarse. Aunque parezca sorprendente, esta fobia existe y, de hecho, es más común de lo que parece. El amor, en general, ocasiona felicidad e ilusión, pero también puede provocar ansiedad, estrés e incluso miedo. De hecho, no todo el mundo puede estar preparado para enamorarse. Hay quienes buscan evadir situaciones de compromiso o vínculos formales más allá de una relación. Esta fobia se manifiesta como una enorme ansiedad que provoca la necesidad de huir de alguna situación donde el amor esté implicado.
Origen de la filofobia
Las personas con filofobia, en ocasiones, han sufrido antes por amor. Es decir, han pasado por una dolorosa ruptura o han sido rechazados por otra persona a que querían mucho. También afecta a quienes no han tenido un correcto desarrollo afectivo con complicaciones en sus relaciones amorosas o incluso, familiares en edades muy tempranas. La falta de amor en la infancia o de cariño en la adolescencia puede generar en las personas un trauma a largo plazo que se manifiesta como filofobia. De hecho, estas personas no entienden el amor como un sentimiento gratificante, sino todo lo contrario. Quienes padecen este temor asocian el amor a un sentimiento de sufrimiento. Por ello, cuando sienten que se están acercando al amor tienen a eludirlo para evitar ser vulnerables ante el daño que les puede ocasionar.
Estas personas también pueden ser más sensibles de lo habitual y las malas noticias relacionadas con el amor pueden afectarles en mayor medida. Básicamente, la clave de la filofobia reside en un trastorno sobre la capacidad de percibir y gestionar sentimientos. Otros motivos que justifican el origen de la filofobia residen en la sociedad moderna. Los estilos de vida impuestos, las expectativas sociales y la obligación al compromiso pueden provocar un temor sobre las conexiones emocionales que impliquen amor o sentimientos relacionados. También influyen las comparaciones familiares entre hermanos o el divorcio de unos padres. En cualquier caso, todas estas situaciones traumáticas que están asociadas a la filofobia.
Síntomas y tratamiento
La filofobia se manifiesta como un temor irracional al amor, aunque sus síntomas se agrupan en tres dimensiones: cognitiva, motora y fisiológica. Son las señales fisiológicas las más llamativas que pueden alertar de que algo no está funcionando bien. Entre estos síntomas se encuentran las náuseas, diarreas, mareos, aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, contracciones estomacales o incremento de la frecuencia respiratoria entre otros. Los síntomas cognitivos se caracterizan por la presencia de ideas o narrativas en torno al concepto del amor. En este sentido, la filofobia se relaciona con las preocupaciones, las creencias e interpretaciones negativas o los pensamientos intrusivos entre otros. Los síntomas motores se manifiestan según las conductas de una persona en función de su respuesta al amor.
Es el caso de aquellos individuos que intentan huir de situaciones que despertar ese miedo. Básicamente, son respuestas incontrolables ante situaciones relacionadas con el amor. La buena noticia para quienes padecen filofobia es que este trastorno puede superar. El tratamiento es muy sencillo y no implica necesariamente medicación, aunque dependiendo del caso puede ser duradero y costoso. Una de las intervenciones más habituales es la psicoterapia y la cognitivo-conductual (TCC). Esta intervención se basa en la interacción e influencia entre los pensamientos, sentimientos y conductas. Se utiliza para orientar sobre las formas de pensar y sentir para acabar con la ansiedad. El tratamiento farmacológico es una opción complementaria, aunque no necesaria en todos los casos.
Además, la terapia es uno de los mejores aliados de esta fobia para terminar con ella. También ser conscientes de la situación y tomarse el tiempo necesario para afrontar situaciones de temor relacionadas. Como con cualquier otra fobia, existen ciertas acciones que pueden fomentar la relajación en momentos de tensión. Respirar de forma profunda, imaginar una situación feliz o compartir lo que se siente son algunas de ellas. En cualquier caso, si existen dudas sobre este trastorno y se padece se recomienda acudir a un experto. A quienes se enamoran de personas que padecen filofobia se les recomienda que tengan empatía poniéndose en su lugar. Una buena opción para facilitar la comunicación y la proliferación de sentimientos es a través de puntos de interés comunes. Para evitar malentendidos también se recomienda definir límites o buscar el apoyo de profesionales expertos en este tipo de situaciones.