El pueblo más bonito de julio, según 'National Geographic', que huele a Mediterráneo

Altea, en Alicante, destaca por su inigualable casco histórico con claros tintes musulmanes, pero también por sus playas naturales en las que bucear se convierte en una experiencia muy recomendable

Enrique Espada
Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Altea
SHUTTERSTOCK

La denominan ‘la cúpula del Mediterráneo’ por toda la belleza natural, patrimonio histórico-cultural y las muchas otras bondades que aglutina. Aplastantes razones por las que la prestigiosa publicación ‘National Geographic’ elige Altea, en Alicante, como pueblo recomendado este recién estrenado mes de julio. 

Un pueblo de tamaño medio -durante todo el año viven unos 20.000 habitantes- que ha sido, es y será icono del mediterráneo por lo bien cuidado que está y todo lo que sus proximidades ofrece, como sus increíbles playas. Y no es para menos, pues esta joya al lado del mar ofrece un escenario de cuento: calles estrechas y empedradas repletas de típicas casas rigurosamente blancas y armonizadas por un abanico de colores resultado de decenas de macetas con rosas, geranios o violetas, hacen de Altea el destino perfecto.

Altea perteneció a la gloriosa taifa de Denia

Este entramado de calles y preciosas casas tiene origen en un pasado nutrido de culturas. Altea está repleto de monumentos, museos y barrios en los que perduran y se combinan estilos artísticos tan diferentes como el íbero o el musulmán. Pero, desde luego, el que más destaca es el de la etapa musulmán, cuando el famoso municipio turístico perteneció a la gloriosa taifa de Denia. De esta herencia morisca, Altea conserva su precioso casco histórico repleto, por ejemplo, de fachadas de brillantes azulejos. 

Azules también son las baldosas que recubren las dos majestuosas cúpulas de la iglesia Nuestra Señora del Consuelo, razón por la que este pueblo alicantino recibe el sobrenombre de ‘la cúpula del Mediterráneo’, aunque no es el único gran monumento religioso que en Altea deleita a cualquier turista. Otra capilla, perteneciente al mismo templo, reina flamante frente al mar Mediterráneo.

Cúpula Iglesia de Altea
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El azulejo luce brillante en las flamantes cúpulas de sus iglesias

Esta segunda destaca especialmente en la localidad alicantina por la eclosión, en un mismo espacio, del neogótico combinado con un estilo tan diferente como es el modernismo. Una nueva iglesia, construida en 1901, que merece la pena ser visitada por dentro sin lugar a dudas, así como dejarse llevar por las callejuelas de una ciudad con una arraigada cultura de la artesanía.

Altea es uno de los pocos pueblos de costa que conserva todavía decenas de tiendas y talleres de artesanía en las que podrás adquirir jarrones, joyas o cuadros hechos a mano y con mucho arte. Y es que este pueblo con tanto encanto tiene una gran tradición artística, pues un conservado liceo antiguo es hoy la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Miguel Hernández. En torno a ella, el aire bohemio inspira a todo un barrio en el que el teatro, la música o cualquier otra disciplina artística se da cita en sus calles, al aire libre.

Roda, una playa cristalina que es ‘Bandera azul’

Más allá de ser un pueblo que rebosa de puntos de interés culturales e históricos, la zona en la que se ubica también ofrece muchas opciones a sus miles de turistas que cada año la visitan. Y es que a menos de cuatro kilómetros de su vibrante casco histórico se encuentra otro correspondiente a una minúscula pedanía, origen real de la Altea actual. Aunque lo más interesante de todo lo que ofrece es su necrópolis ibérica, yacimiento histórico de gran valor para la Historia Universal porque allí se encontró una lápida en inmejorable estado de un guerrero de finales del siglo VI.

Roda
Creative Commons-Diego Delso

Y, como no, hay que hacer especial referencia a la otra gran joya de Altea. Su playa de aguas cristalinas. Todo un paraíso y más cerca todavía que la propuesta anterior. En las mismas faldas del municipio, la Roda destaca por su belleza, su tamaño y por contar con la prestigiosa distinción de ser ‘bandera azul’. Pero si el turista quiere algo más de su costa que solo relax y naturaleza, Cap Negret ofrece un sinfín de deportes acuáticos -paddle surf o kayak- así como bucear en las profundidades de un mar tan cristalino que permite observar muy de cerca una fauna marina sin igual.

Una gastronomía fundamentada en el marisco o las hortalizas ‘de la huerta’

National Geographic también ha elegido Altea como principal opción turística este mes de julio por su gastronomía, asunto muy relevante para cualquiera que en sus vacaciones quiere desconectar pero además busca disfrutar de nuevos manjares a la boca. Así pues, el municipio centra sus propuestas culinarias en sus exquisitos productos: los mariscos, el pescado o sus hortalizas de la huerta es lo que prima en sus mejores restaurantes.

Eso sí, todo lo anterior combinado con el arroz, ingrediente muy tradicional en Alicante con el que elaboran paellas en las que los anteriores alimentos también tienen su sitio. Arroces que podrás disfrutar en renombrados establecimientos como La Costera -alta cocina- u Oustau, recomendación de la prestigiosa Guía Michelin. Y, si buscas la experiencia de comer o cenar en plena playa, El Cranc Chiringuito es, sin lugar a dudas, la mejor sugerencia si te gusta la gastronomía italiana.