Las vistas que juzgan a Daniel Sancho, hijo de Rodolfo Sancho, por el asesinato premeditado de Edwin Arrieta no están siendo nada fáciles. Solo durante las dos primeras vistas se han producido distintas situaciones tensas. Además, Daniel Sancho podría tener un aspecto preocupante. Según han señalado fuentes de ‘la Sexta’, Sancho apareció en el juicio con heridas y hematomas por los grilletes que le lleva agarrados a los tobillos y en las manos. El acusado deberá acudir a las distintas vistas que se esposado de pies y manos y tendrá que aguantar durante todo el mes que durará el juicio.
Tensión extrema durante el juicio
El juicio contra Daniel Sancho por el presunto asesinato premeditado del colombiano Edwin Arrieta no está siendo un caso nada sencillo. Después de solo dos vistas, han sido múltiples las escenas poco comunes que tan tensionado el juicio. El primer día estuvo marcado por la altiva actitud de Daniel Sancho. También por las peguntas que pudo hacer a los testigos de las que muchos se quejaron tras considerar esta actividad un privilegio, aunque se encuentra dentro del marco legal de la justicia tailandesa.
El juez le lanzó una advertencia durante la ronda de preguntas, tras considerar algunas de ellas improcedentes. Además, el interés mediático yla privacidad que envuelve al caso tensionan todavía más el juicio. El estricto protocolo prohíbe recoger cualquier tipo de información y la amenaza del juez hacia la prensa de recoger cualquier tipo de información en notas, fotografía o vídeos ha sido tajante. Asegura que el incumplimiento de estas normas estará castigado con pena de cárcel. De hecho, durante la primera vista, el juez paralizó un momento el juicio para verificar que nadie estuviera recogiendo información.
El malestar de Daniel Sancho
La segunda vista del juicio contra Daniel Sancho ha sido más relajada que la anterior, pero un tanto preocupante para algunos de los testigos por el aspecto con el que se presentó el joven juzgado. Según han señalado fuentes anónimas de ‘la Sexta’, Sancho apareció en el juicio con heridas y hematomas por los grilletes que le lleva agarrados a los tobillos y a las manos. El acusado tiene la obligación de llevar las esposas en ambas partes del cuerpo durante todas las vistas del juicio. Además, para hacer las preguntas a los testigos, Sancho tiene que levantarse y caminar encadenado por la sala hasta el micrófono, a pesar de las heridas que tiene en los pies por los grilletes.
Según han desvelado las fuentes de ‘la Sexta’, el acusado se levantó arrastrado las cadenas y aseguró que la policía le llevó para engañarle. Después de esta intervención. el juez le llamó la atención tras considerar que la pregunta no era “pertinente”. Se prevé que el caso tenga una duración aproximada de un mes con fecha final el 3 de mayo. Además, no será hasta el 25 de abril cuando Daniel Sancho declarará. Lo hará en último lugar después de que se pronuncien todos los testigos.
Hasta que termine el juicio, Sancho tendrá que aguantar durante las numerables vistas esposado de pies y manos. Además de la pena de muerte a la que se podría enfrentar, Daniel Sancho tendrá que lidiar ahora con las secuelas físicas y psicológicas que le podría estar provocando el juicio.
La “amable” prisión en la que se encuentra Sancho
Sancho podría estar más cómodo viviendo en la cárcel que durante las vistas del juicio a las que tiene que acudir esposado y descalzo. Aunque la prisión de Koh Samui es una cárcel tailandesa, no está masificada. De hecho, es una prisión “amable”. Según explicó Sancho en una entrevista a ‘EFE’, el ambiente de la prisión es relajado y pacífico. “Nos tratan bien y no hay ningún tipo de violencia ni drogas”, explicó durante la entrevista.
El centro penitenciario está rodeado de zonas verdes naturales en un lugar tranquilo de la isla. Además, los presos tienen tiempo suficiente para realizar actividades como leer, practicar yoga o Muay Thai. Daniel Sancho no se siente demasiado solo, ya que parece que ha hecho amigos dentro de la cárcel. Al parecer, comparte módulo con otro español y con un británico con los que habla continuamente.