Como cada año, la noche de San Juan se celebra entre fuegos artificiales, hogueras y todo tipo de tradiciones. Esta festividad, que se conmemora en gran parte de España, se ha convertido en una de las veladas más importantes de la temporada estival. De hecho, son miles de personas las que se trasladarán hoy a la costa para celebrar en la playa una de las noches más bonitas del año conocida como "la más corta". Sin embargo, esta creencia popular es errónea. San Juan no es realmente la noche más corta del año, aunque así lo señalaban hace siglos nuestras raíces históricas.
¿Es San Juan la noche más corta del año?
Este encuentro entre petardos, fuego y mucha diversión se ha convertido en uno de los más icónicos que se celebra durante la noche del 23 al 24 de junio. Una noche que, para mayoría, es la más corta del año, aunque solo se trata de una falsa creencia popular. Es cierto que la noche de San Juan es una de las más cortas, pero no es la única ni se posiciona en el pódium. Las dos noches más cortas del año son aquellas que preceden al solsticio de verano y que se produjo el pasado 20 de junio. Es decir, la noche del miércoles al jueves y la siguiente son las más cortas de 2024 con una duración exacta de 8 horas, 49 minutos y 53 segundos. Solo son 24 segundos menos que la de San Juan. Esta falsa creencia nace de su cercanía con la entrada de la temporada estival, aunque lo cierto es que no siempre coincide con el verano. De hecho, el solsticio de verano se ha adelantado un día ese año por ser bisiesto.
Es decir, se ha celebrado el 29 de febrero y solo ocurre cada 4 años. Muchos se preguntarán entonces por qué la noche de San Juan no se celebra con la entrada del solsticio de verano y la explicación es más sencilla de lo que parece. Lo cierto es que la fecha de la noche más corta del año sí coincidía con la entrada del verano hace siglos. Con el antiguo calendario que introdujo Julio César, el solsticio se celebraba en plena noche de San Juan hasta la Edad Media. Según han determinado varios estudios científicos, el calendario juliano no era tan preciso como el que existe actualmente y, de hecho, poseía ciertos errores de cálculo, ya que no tenía en cuenta el desajuste de horas que se produce cada año.
Es por ello que, a mediados del siglo XVI, el solsticio de verano se celebraba el 11 de junio. Fue el cambio de calendario al gregoriano el que permitió corregir esta contrariedad en 1582. Con la llegada del nuevo calendario, el solsticio de verano se adelantó a los días 21 y 22 de junio en el hemisferio norte y, desde entonces, no coincide con la tradicional noche de San Juan. Es cierto que la festividad se podría haber celebrado durante los días 21 y 22 de junio, pero la Biblia ha tenido un papel imponte sobre esta decisión. La llegada del cristianismo arraigó este evento a la conmemoración del nacimiento de San Juan Bautista el 24 de junio.
Rituales tradicionales para celebrar en la noche de San Juan
Con la llegada del verano, las fiestas de San Juan se han convertido en uno de los encuentros más simbólicos de la temporada. Es una noche especial y mágica llena de rituales milenarios que muchos llevan a cabo para atraer a la buena suerte. Mientras tanto, el resto disfruta entre bailes, cánticos y fuegos artificiales asociados también a todo tipo de tradiciones propias de Europa y América Latina. La más característica es saltar entre hogueras y quemar en ellas muñecos o papeles. Este ritual se lleva a cabo para tener suerte, pero es necesario saltarla hasta en siete ocasiones para completarlo. Otro de los rituales más clásicos es bañarse en el mar a plena luz de la luna con la intención de purificar el cuerpo y eliminar así los restos de energía negativa.
Los más románticos también se encargan de lanzar una trenza de flores a su pareja en esta noche tan especial para afianzar la relación y que prospere el amor. Uno de los rituales más arraigados en la zona de Cataluña y las Islas Baleares se basa en escribir en un papel un deseo y, después, quemarlo en la hoguera. Además, es necesario saltar hasta tres veces por encima de ella para concluir el ritual. Sin duda, son tradiciones milenarias que llevan a cabo los más supersticiosos, aunque cualquiera puede ser partícipe de estos mágicos rituales en una de las noches más especiales del año.