El 13 de mayo saltaba la liebre en el convento de Belorado, una localidad de Burgos con unas monjas famosas por sus trufas y bombones como protagonistas de un cisma. Rápidamente, empezamos a empaparnos de terminología eclesiástica para explicar en qué consistía esa ruptura y cuáles eran las causas.
Ahora, dos meses después la fama es mucho mayor, pero poco queda ya de aquellos deliciosos dulces monacales y lo que sí hay es un mal sabor de boca por un enfrentamiento que no cesa. Ellas, excomulgadas y consideradas ya 'okupas' del monasterio, ese que presuntamente habían intentado vender antes de que aparecieran en escena un 'falso obispo', un 'cura coctelero' en una trama con numerosos giros de guion.
Un monasterio en venta y las trufas 'Michelin' de Belorado
Las primeras noticias que tuvimos de las monjas de La Bretonera hablaban de una separación de la Iglesia porque habían cruzado la línea roja y pretendían convertirse en inversoras inmobiliarias, algo que luego negarían en numerosos comunicados. Supuestamente, querían vender el monasterio de Derio y utilizar el dinero para comprar el de Orduña, ubicado en la misma provincia, Bizkaia, pero en manos de la Diócesis de Vitoria, una compleja operación para la que había un contrato de compraventa que habían firmado hace ya cuatro años. Con este asunto como eje principal se desataba una guerra que no esperábamos, en ese momento, que llegara al escenario actual.
Las clarisas de Belorado ya eran conocidas antes de todo este embrollo, pero por cosas mucho más dulces, ya que los bombones de su obrador en el Monasterio de Santa Clara se pueden degustar en restaurante con estrella Michelin y son una auténtica delicia para el paladar de quienes los han probado. En 2021 participaban en el encuentro gastronómico 'Madrid Fusión' para hablar sobre estas trufas que saben a gloria y Sor Sion, una de las más polémicas actualmente, explicaba cómo era la vida de las hermanas: "vivimos en fraternidad, en totalidad al señor pero en familia. No somos eremitas, no vivimos en voto de silencio y compartimos la vida y el trabajo. El obrador se adapta mucho a esta vida, porque nos permite juntas tener un proyecto en común y ganar nuestra vida con el trabajo de nuestras manos".
Precisamente, pudo ser ese trabajo en equipo tan consolidado el que llevó a las monjas a ir todas a una con un pliego se 70 folios en el que exponían todo lo que rechazaban de la Iglesia Conciliar. No estaban de acuerdo con la actual manera de llevar la religión a los fieles y decidían romper con el Vaticano para unirse a la 'Pía Unión de San Pablo Apóstol', una asociación muy polémica al tener a Pablo de Rojas al frente, excomulgado en 2019 por intentar ordenarse a sí mismo obispo. Tanto él como José Ceacero se mudaron al convento y se abrió el famoso cisma que en un principio esperaban solucionar mediante el diálogo, pero está claro que se les ha ido de las manos.
El 'falso obispo' y el 'cura coctelero', escuderos de las monjas de Belorado
Después de que la compraventa de monasterios pasara a un segundo plano y quisieran dejar claro que la ruptura era más sentimental por todo lo que les distanciaba, se empezó a poner sobre la mesa que pudieran estar engañadas por el bautizado como 'obispo fake' y el sacerdote que fue barman, quien ilustra esta noticia y que se convirtió en portavoz de las monjas durante las primeras semanas, aunque él prefería que se le tratara como su asesor espiritual. Compartían esa lejanía con la Iglesia desde tiempos del Concilio de Trento, aunque haya sido ahora cuando ellas han decidido enfrentarse a esos cambios y al Arzobispado de Burgos le salían dos nuevos enemigos inesperados, a quienes por otro lado conocían bien.
Mario Iceta era entonces nombrado Comisario Pontificio por la Santa Sede para tratar de solucionar la situación, pero los trapos sucios se siguieron lavando fuera de casa. Con su nombramiento terminó el mandato de Sor Isabel de la Trinidad (Laura García de Viedma desde que fuera excomulgada) como abadesa y él pasó a ser titular de las cuentas con una Comisión Gestora de clarisas que solicitaron el abandono inmediato de las instalaciones monacales a los dos polémicos líderes y la entrega de una copia de las llaves del convento. Además, les dieron dos plazos y una prórroga para que se presentaran ante el Tribunal Eclesiástico y rectificaran o corroboraran su decisión de romper con la Iglesia antes de tomar medidas contra ellas.
Ni una cosa ni la otra. De Rojas y Ceacero se fueron del monasterio, sí, pero cuando ya no quedaba más remedio y comenzaron los supuestos problemas de convivencia entre el líder de la Pía Unión y la ya nombrada "papisa", la ex abadesa, con la que está muy decepcionado y a la que ahora reclama 6.000 euros que supuestamente les prestó para que tuvieran a los mejores abogados como representantes legales en esta batalla judicial que todavía no ha llegado a los tribunales, pero se prevé que lo haga pronto.
La excomunión de las monjas de Belorado: ya son 'okupas' del convento
Sor Isabel de la Trinidad capitaneaba la rebelión en Belorado junto a Sor Sion, que ha actuado como Social Media Manager y protagonizaba los primeros vídeos en los que trataban de tranquilizar a la comunidad cuando se hablaba de "engaño" e, incluso, "secuestro". Ellas fueron las primeras en ser llamadas al orden, pidieron una prórroga y con el resto de hermanas confirmaron que rompían con la Iglesia Conciliar y que convertían la congregación en una asociación. El Arzobispado actuó por decreto y excomulgó a las clarisas, que se quedaron sin título, dejaron de ser monjas y pasaron a ser 'okupas' del convento, porque han dicho por activa y por pasiva que van a hacer oídos sordos a esa solicitud hasta que haya una orden judicial llamando a su puerta para expulsarles de la que hasta entonces era su casa.
Dicen que "cuando el dinero sale por la puerta el amor salta por la ventana", pero en este caso los asuntos monetarios tardaron en hacerse públicos. Al pasar Iceta a ser titular de las cuentas monacales ocurrieron dos cosas: García de Viedma empezó a acusarle de "usurpación y asfixia económica" y el arzobispo aireó las deudas de las monjas, que ascenderían a alrededor de 40.000 euros con supuestos gastos en sábanas de seda, teléfonos de elevado coste y jamones ibéricos. Ante este panorama, las ex clarisas han abierto dos depósitos bancarios, han habilitado un número para recibir dinero a través de Bizum y hasta han comenzado una campaña de "crowdfunding" para recaudar 20.000 euros en 26 días.