La psiquiatra Marian Rojas Estapé ha abordado uno de los temas más relevantes y presentes en el día a día. La gratificación instantánea y la búsqueda de la satisfacción inmediata son dos situaciones de lo más atractivas y demandadas en estos tiempos. Ese sentimiento de placer que experimentan tanto el cuerpo como el cerebro es de lo más atractivo. Sin embargo, también es dañino. De hecho, según la experta, es mucho más perjudicial de lo que creemos. Esta situación provoca que toleremos "mucho peor la frustración y el dolor”.
Los problemas que plantea la gratificación instantánea más allá del bienestar efímero
La gratificación instantánea no es sinónimo de felicidad a largo plazo. Es cierto que la satisfacción inmediata nos puede proporcionar un cierto bienestar a corto plazo. Sin embargo, es efímera y, por lo tanto, contraproducente. En definitiva, es una especie de bache en la búsqueda de la felicidad. “Cuando tú vives en una rueda constante de sensaciones y emociones existe un momento en el que te anestesias, dejas de sentir y cada vez notas más vacío, pero más necesidad de sentir y más incapacidad de conectar de verdad con lo importante. Lo único que buscas son conexiones efímeras”, asegura la psiquiatra Marian Rojas Estapé en su podcast publicado en YouTube.
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Por este motivo, la búsqueda de la gratificación inmediata es un problema más grave de lo que parece a largo plazo. “El cerebro recuerda lo que le calma, lo que le excita y lo que le da placer. Tiene memoria”, asegura la psiquiatra. Por este mismo motivo, acostumbrar al cerebro a ciertas actividades o necesidades puede generar adicción. Marian Rojas lo explica muy bien con un ejemplo real. “Si cada vez que te sientes ansioso comes o cada vez que te sientes frustrado compras”, jamás podrás salir de ese bucle.
Es decir, cuando acostumbramos al cerebro a ciertas conductas, este nos pide siempre lo mismo impidiéndonos disfrutar de otros placeros más simples. “Las adicciones no son buena compañeras de vida nunca”, asegura. “Cuando yo me hago adicto al placer todo me duele, me molesta y me vuelvo intolerante al dolor. Esquivamos ese dolor consumiendo más productos relacionados con la dopamina, pero van generando cada vez más sensación de dolor. Intento anestesiar el dolor con la dopamina, pero a lo que llego al final es a un estado de vacío”, subraya.
En lugar de anestesiarnos con esa gratificación instantánea, la experta recomienda “encontrar el sentido a la vida”. En esta misma línea, ha señalado en su podcast que lo verdaderamente importante “requiere tiempo, esfuerzo, constancia, perseverancia y paciencia”. “Eso es lo contrario a la gratificación instantánea, pero si yo acostumbro a mi cerebro siempre a vivir en modo ‘click’ me frustra la vida real, las relaciones humanas y soy incapaz de conectar de forma sana con mi trabajo”, sentencia. Además, la psiquiatra asegura que “las dos cosas que realmente nos llenan y colman el corazón tienen que ver con el amor y el trabajo”. “Ninguna de ellas es la gratificación instantánea”, defiende.
La clave para mejorar nuestra calidad de vida es sencilla
La psiquiatra Marian Rojas Estapé, que está llevando a cabo una investigación sobre el impacto de las redes sociales en el bienestar psicológico, ha puesto el foco en este asunto y se ha dado cuenta que muchos de los problemas de nuestro día a día están ligados a esta importante cuestión. “Lo que nos sana se está perdiendo y lo que nos hace daño se está incrementando”, explica.
Aunque parece una tarea complicada, la experta asegura que es posible superar la adicción a los dispositivos electrónicos para superar la gratificación instantánea. Como bien explica, es una zona del cerebro la que se encarga de aprender estas nuevas conductas que pueden cambiar por completo nuestra vida. “La corteza prefrontal es clave. Es esa zona maravillosa del cerebro que va madurando a lo largo de los años. Es un proceso continuo más o menos hasta los 25 años, pero la corteza prefrontal siempre se va modificando”, asegura.
La experta también ha señalado que “tiene un poder en la adolescencia brutal” y de aquí su gran importancia en los más jóvenes. Su funcionamiento es claro. “La corteza prefrontal es la que se dedica a planificar, a tomar decisiones y posponer la recompensa. El cerebro decide qué zonas va a potenciar y cuáles va a dejar apartadas porque no son tan necesarias. Así se van engorando y fortaleciendo conexiones neuronales”, explica. La experta asegura que