Intervenidas por la Guardia Civil: los problemas de las monjas díscolas de Belorado se multiplican

Los agentes que han intervenido a estas clarisas de Burgos, famosas por revelarse contra la Iglesia, encontraron en el convento un criadero de perros ilegal que, presuntamente, vendían por Internet

Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Actualizado a 22 de mayo de 2024, 15:53

Antena 3
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Crece la polémica en el mediático caso de las monjas clarisas que el 16 de mayo se declararon en rebeldía ante el Vaticano para hacer oficial su total sumisión ante Pablo de Rojas Sánchez-Franco, el excéntrico obispo excomulgado que defiende otra Iglesia, la suya, todavía más reaccionaria y tradicional que la de Roma. Pues ahora, a las 16 protagonistas de la historia se les suma otro problema.

Y es que las hermanas de uno de los dos conventos que se han levantado contra la Iglesia Católica -a riesgo de ser excomulgadas- están bajo el punto de mira de la Guardia Civil. Concretamente, serían las que viven en el convento de Belorado. Y es que según publica ‘Onda Cero’, este cuerpo sospecha que dichas monjas podrían haber estado vendiendo perros vía Internet.

Ladridos que hacen la vida imposible a sus vecinos

Cierto es que, de momento, esto solo es una sospecha a raíz de la inspección que la Guardia Civil hizo al convento por la gran cantidad de quejas de varios vecinos que, cansados de escuchar incesantes y desagradables ladridos de perros a todas horas, decidieron trasladar formalmente mediante una denuncia su continuo malestar a las autoridades correspondientes.

Así las cosas, cuando en febrero de 2023 los agentes accedieron al convento emplazado cerca de Burgos, se toparon con la sorpresa que no deja en muy buen lugar la ética y la moral que se le supone a cualquier monja clarisa, sean díscolas o no. Los guardias civiles se encontraron con un criadero de perros que, evidentemente, no contaba con la correspondiente licencia de núcleo zoológico, por lo que trasladaron el sensible caso a la Junta de Castilla y León.

Es importante también recalcar que, por lo que ha declarado la Guardia Civil conforme al delicado asunto, no observaron en ningún momento muestras claras de posible maltrato animal o instalaciones sucias y desadecuadas, asegurando que todos los animales allí encerrados se encontraban perfectamente "cuidados y bien atendidos".

Proanbur: "Los animales son seres de Dios"

Evidentemente, ante una ilegalidad así el expediente que se ha abierto contra las recientemente famosas clarisas debe terminar depurando responsabilidades. Sobre todo, en un momento en el que la sensibilización hacia los animales es tan alta en la sociedad actual como para que recientemente el gobierno central aprobase la demandada Ley de bienestar animal. Por tanto, las reacciones no se han hecho esperar. Por ejemplo, la Asociación de Protección Animal de Burgos (Proanbur) ha argumentado en Facebook su contundente rechazo: "Los animales son seres de Dios y ellas debieran ser las primeras en protegerlos”.

Como es importante hacer honor a la verdad, aunque las ‘monjas herejes’ están cometiendo una reseñable ilegalidad dentro de su santo edificio, también es importante explicar que hace un tiempo intentaron legalizar su crianza de perros. Así lo explica Álvaro Eguíluz, alcalde de Belorado: "Al Consistorio llegó la solicitud de una licencia ambiental para un núcleo zoológico, un paso imprescindible para que la actividad pueda funcionar de forma legal. Pero la licencia ambiental fue denegada por el técnico municipal".

Inmersas en la burocracia para legalizar el negocio

La respuesta a dicha petición formal fue “que no era viable urbanísticamente”, por lo que estas vehementes monjas decidieron presentar el correspondiente recurso de reposición que el ayuntamiento remitió a la Diputación de Burgos. La institución dio rápida respuesta a la petición del ayuntamiento iniciada por las clarisas:  "nos han respondido diciendo que lo consideran un asunto meramente municipal".

Así las cosas, mientras el recurso se sigue estudiando desde el ayuntamiento -con los ‘clásicos tiempos’ que caracterizan a cualquier administración pública- estas monjas de clausura que deberían de ser más bien silenciosas, además de suponer un cisma para la Iglesia de Roma, seguirán molestando a los vecinos de una tranquila localidad de menos de dos millones de habitantes que se ha tenido que ver envuelta sin quererlo en el epicentro de la polémica de las últimas semanas en nuestro país.
 

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