Hacia la ansiada inmortalidad: la ciencia podría retrasar el paso del tiempo en un 25%

Un nuevo ensayo publicado por la revista científica 'Nature' publica los resultados de un exitoso estudio que podría materializarse en una inyección para el rejuvenecimiento de los seres humanos

Enrique Espada
Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

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La ciencia es tan amplia como disciplinas de investigación contempla, y una de ellas es su lucha contra el envejecimiento natural de los seres humanos. Pues ahora, dicha vertiente está de enhorabuena. Y es que un concienzudo experimento con ratones publicado por la prestigiosa revista 'Nature' revela que una simple inyección podría retrasar el paso del tiempo en un 25 por ciento.

La clave, según el estudio, estaría en una proteína muy concreta llamada IL-11, ligada al envejecimiento, que al reducirse o eliminarse nos permitiría disfrutar de una vida mucho más larga y saludable. Según la investigación animal, su bloqueo en ratones de edad mediana promovió su metabolismo, aminoró la fragilidad y aumentó la esperanza de vida en el porcentaje citado anteriormente.

La clave está en una proteína que se llama IL-11

Una prueba en ratones de la que podríamos beneficiarnos los humanos. Y es que esta proteína nosotros también la tenemos en el organismo. Es más, los candidatos a fármacos que anularían esta proteína que genera envejecimiento ya estarían en fase de ensayos en personas contra la fibrosis o el cáncer. Así pues, los nuevos resultados publicados en la revista científica el 17 de julio, manifiestan que estas terapias potenciales podrían tener también un claro impacto en la longevidad, aunque todavía hacen falta más pruebas clínicas para estar completamente seguros.

En cualquier caso, la hoja de ruta que lleva a la IL-11 hacia las pruebas en humanos se distingue claramente de las otras muchas proteínas o técnicas de rejuvenecimiento investigadas hasta la fecha, pues todas ‘murieron’ antes de llegar a la fase de ensayos clínicos en personas. "Aquí hay una oportunidad real de traducir esto en terapias clínicas. Ahí es donde el campo está un poco estancado en este momento", explica Cathy Slack, investigador biólogo en la Universidad de Warwick, Reino Unido, en la prestigiosa revista especializada Nature.

El siguiente ensayo ya podría hacerse con humanos

Stuart Cook, investigador clínico que se dedica a estudiar la IL-11 en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Duke en Singapur explica para la misma publicación que conforme el cuerpo cumple años y añade proteínas y otras muchas moléculas deterioradas, el sistema inmune suele detectarlas como señales de una posible infección. Situación, por tanto, que puede generar respuestas inflamatorias que podrían originar más daños y contribuir a enfermedades como cánceres o trastornos autoinmunes.

El rol de la IL-11 en el impulso de la inflamación también está claro desde hace ya bastantes años. Pero, sin embargo, la conexión entre el envejecimiento y la proteína fue descubierta por un simple accidente. La compañera de Cook, Anissa Widjaja, bióloga molecular también de la misma universidad, hizo el descubrimiento cuando simplemente estaba ensayando la manera de detectar la IL-11. Al incluir en el ensayo una muestra tomada de una rata adulta, la prueba le reveló algo insólito: los niveles de IL-11 eran mucho más altos ahí que en los de ratas mucho más jóvenes.

El sorprendente resultado llevó al grupo de investigación, que hasta ese momento no estaba estudiando la longevidad, a tomar otra imprevista dirección: sus científicos estudiaron una gran variedad de muestras de ratas de avanzada edad y jóvenes hasta que descubrieron que dicha proteína era mucho más abundante en los tejidos de las más viejas pero también en su grasa, su tejido hepático y el músculo esquelético. Cuando aniquilaron el gen que codificaba la IL-11 en varios ratones, los animales aumentaron su esperanza de vida -estando sanos durante más días- en un 25 por ciento más que las ratas con niveles naturales de la IL-11.

“El envejecimiento es un campo complicado" reconocen los científicos

Aún siendo válido el asombroso descubrimiento, el equipo decidió verificarlo investigando todavía más. Así pues, decidieron emprender otro determinante estudio. Durante 25 semanas, emplearon un anticuerpo contra IL-11 para bloquear la proteína en ratas de 75 semanas de edad -55 años en el equivalente humano- y los resultados fueron similares.

Positivos datos que abren una nueva vía de investigación en una de las contiendas más difíciles para el ser humano, su lucha contra el paso del tiempo. Pero, al menos, estas investigaciones ya marcan un esperanzador punto de partida en una línea de investigación tan compleja para la ciencia. Así lo reconoce Cook en la revista antes citada: “El envejecimiento es un campo complicado. Pero hay muchos ángulos terapéuticos y mucha biología por comprender”

"En 2045, el hombre será inmortal", según José Luis Cordeiro

Habrá que confiar en la ciencia y su ‘obligado avance’ en el campo del rejuvenecimiento, pues recientemente José Luis Cordeiro -profesor y asesor de Singulary University, entidad académica de la NASA- se atrevió a asegurar hace ya diez años que "en 2045, el hombre será inmortal". Para aseverar tal afirmación, este gurú asienta el argumento en las bases de la novedosa corriente científica bajo el nombre de “singularidad tecnológica”.

El progreso tecnológico -responsable, por ejemplo, en buena parte del éxito del ensayo antes descrito- y la Inteligencia Artificial nos llevará, según él, hacia la ansiada inmortalidad. Eso sí, no quedan tantos años…