Para muchas personas irse a la cama puede ser toda una pesadilla. Hay quienes tienen problemas para conciliar el sueño como son el insomnio o la inquietud nocturna ocasionada por un exceso de pensamientos. Otra de las condiciones más comunes que puede suponer, incluso, un problema para la salud es el ‘bruxismo’. De hecho, el 70% de la población en España padece este problema según los datos de la Sociedad Española De Disfunción Craneomandibular y Dolor Orofacial (SEDCYDO). Es decir, 7 de cada 10 personas sufren este trastorno. De hecho, muchas de quienes padecen bruxismo no son conscientes de ello. En consecuencia, puede convertirse en un problema de bienestar si no se trata a tiempo.
Qué es el bruxismo
Tal y como señalan los expertos, el bruxismo conocido como la ‘enfermedad silenciosa’ es una patología caracterizada por apretar, rechinar o crujir los dientes. Apretar los incisivos con fuerza durante horas no es un hábito nada positivo para nuestra salud. Aunque muchas personas lo asocian a la hora de irse a dormir, lo cierto es que es una patología que afecta, también, durante el día. Aun así, es menos común. Son millones de personas en el mundo las que sufren este trastorno que se manifiesta con más frecuencia entre jóvenes. Según el doctor Pedro Orenes y coordinador de la Unidad Dental de Hospital Quirónsalud Murcia, en ‘Quirón Salud’, "por lo general, el bruxismo comienza durante la adolescencia, entre los 17 y los 20 años, y afecta tanto a hombres como mujeres por igual”.
Tal y como señalan los expertos, las causas del bruxismo no se conocen con exactitud, aunque si se valoran ciertos problemas como factores desencadenantes. Según ‘Quirón Salud’, el estrés, la ansiedad y los trastornos del sueño son causas asociadas a esta patología. Aun así, no son las únicas. También existen otros motivos que pueden provocar este trastorno como es una mala alimentación, el uso excesivo de la cafeína o una alineación inadecuada de los dientes entre otras. Algunos de los factores de riesgo pueden ser causas emocionales, el tabaco o la ansiedad. "Siempre que el desgaste se acompañe de dolor o sensibilidad, se considera patológico", señala el doctor Orenes.
Síntomas y tratamiento
Aunque parezca un hábito cotidiano, este trastorno puede convertirse en un gran problema de salud. Según el doctor Pedro Orenes y coordinador de la Unidad Dental de Hospital Quirónsalud Murcia, en ‘Quirón Slud’, “se trata de un hábito muy perjudicial, que, en función de su frecuencia, puede provocar desgastes extremos y dolor en la musculatura mandibular y en la articulación temporomandibular”. El bruxismo se manifiesta con distintos síntomas que pueden ser una señal de alarma y detectar esta patología a tiempo puede ser clave para evitar futuros problemas de salud. El síntoma más común es el dolor de muelas o de mandíbula durante las primeras horas del día después de dormir. Son las consecuencias más evidentes tras pasar horas durante la noche apretando los dientes. Como consecuencia derivada de esta, también, puede dañarse la superficie de los incisivos e incluso romperse algunos de ellos. No es extraño que se desportillen, se agrieten o se partan.
En general, el constante roce hace que los dientes se debiliten, también, es una condición que se deriva como consecuencia de los daños mencionados. Además del evidente dolor de boca que se manifiesta, puede aparecer dolencia facial e incluso de cabeza. Si se sospecha que, durante la noche, o el día, padecemos bruxismo, lo más recomendable es acudir a un experto para que determine si realmente es así tras un exhaustivo examen médico. Para estos casos de trastorno involuntario e incontrolable, existen ciertas medidas que ayudan a evitar las consecuencias mencionadas, aunque cada caso debe ser consultado con un especialista. La más común es el protector bucal conocido como ‘férula de descarga’ para el bruxismo. Esta especie de funda para la dentadura es un protector a medida para cada paciente cuyo objetivo es amortiguar la presión ejercida sobre los dientes.
Estas férulas son distintas a las que se colocan después de una ortodoncia, ya que son más gruesas y resistentes. De hecho, su grosor suele oscilar entre los dos y tres centímetros. Normalmente, esta férula protectora se coloca en la parte superior de la mandíbula, ya que es la más cómoda y estable para una retención firme. Cuando llega la mañana, se retira, se limpia y se lava para un nuevo uso, puesto que es reutilizable. Además, existen otro tipo de alternativas entre las que se encuentran los ejercicios para el bruxismo, fisioterapia y la cirugía maxilofacial. A pesar de que esta condición puede llegar a ser muy molesta, afortunadamente existen varias medidas para sobrellevar la incómoda situación.