El lunes, 23 de septiembre, el Tribunal Supremo daba la razón a la madre de Marta Calvo y sumaba la pena de su asesinato a la de los otros dos cometidos por Jorge Ignacio Palma, al que castigaba con la prisión permanente revisable, una decisión que celebraba en su primera conexión con el programa 'Vamos a ver'. No podía contener la emoción, aunque también clamaba de nuevo por lo que más le importa, que es saber dónde está el cuerpo de su hija. Cinco años después, la máxima instancia impone esta sentencia al asesino en serie que acabó con la vida de la joven de 25 años y su madre celebra la decisión judicial.
"Estaría más contenta si me entregaran el cuerpo de mi hija", ha dicho en su primera entrevista en un plató de televisión, el de 'Código 10', dos días después de conocer el fallo. Ha sido una lucha incansable y ha relatado en el programa, junto a Nacho Abad y David Alemán, cómo ha vivido esta pesadilla que no ha terminado aún, a pesar del logro y el citado espacio ha recordado la reconstrucción con ella de esas primeras horas desde la última conexión en el teléfono de la víctima y cómo su progenitora fue a casa de la persona que se la arrebató.
La madre de Marta Calvo fue a buscar a su hija a casa de su asesino
"Me mandó una ubicación donde me ponía - mamá, estoy aquí, no te preocupes, tranquila, que estoy bien, he quedado con un chico -. Esa fue la última vez que yo hablé con mi hija", relata a cámara la madre de Marta Calvo. "Su hija tenía 25 años y quería abrir un centro de estética. Necesita el dinero y le dice a su madre que para conseguirlo ha tomado una decisión que, a la postre, le costará la vida: "Mamá, voy a ser scort", daba paso Nacho Abad a la reconstrucción del crimen. Marisol desconocía donde estaba el municipio de Manuel (Valencia), donde la víctima quedó con su asesino, pero sabía que algo le había pasado, porque solía recibir "cientos de 'whatsApp' diariamente y llamadas" y también verificó que su última conexión en el teléfono era a las 6 de la mañana: "Yo continuaba llamándola y el teléfono me daba apagado o fuera de cobertura. Pasé una tarde fatal, muy mal, porque yo intuía que algo no iba bien, así que cogí el coche y me fui a Manuel".
Cuando llegó al pueblo valenciano, reconoce que le daba "un poco de miedo", al pasar "por una calle estrecha, una rampa bastante inclinada": "Cuando aparqué supe que estaba ahí dentro, porque dentro de la casa vi luz. Llamé al timbre y no me abría nadie. Un poquito más abajo había un señor que estaba con su coche y le dije lo que había pasado y en ese momento me abren la puerta y me dicen que no conocen a ninguna Marta". Le invitó a pasar para confirmar que su hija no estaba allí y ella, en parte, le creyó, pero hubo un detalle que le hizo seguir desconfiando, ya que no le miró a los ojos. Preguntada sobre si se arrepiente de no haber hecho algo más en ese momento, solo hay una cosa por la que siente pesar: "cuando estaba allí, Marta estaba dentro. Sin vida, pero estaba. Si yo llego a entrar ahí, no salgo con vida y no hubiera podido luchar por mi hija".
La lucha incansable de Marisol Burón: la madre de Marta Calvo
Marisol cree que se ha hecho justicia, porque "no cabía otra condena que no fuera esta" y en el hipotético caso de que se pudiera reducir la pena si le dice dónde está el cuerpo de su hija, si dependiera de ella sí lo haría: "Este asesino, que sepamos, ha matado a tres mujeres y ocho que gracias a Dios se salvaron. Antes de la condena y del juicio se habló con él y dijo que no lo decía". "Él sabe que le hemos fastidiado la vida, aunque él primero nos la fastidió, a mi hija y a su familia y él no va a salir de la cárcel. Es una venganza, mientras que lo que yo he hecho no ha sido por venganza, sino por justicia". Jorge Ignacio Palma ha sido definido por la madre de su víctima como una persona "que ni siente ni padece, no es una persona humana, es un asesino en serie" y le faltan calificativos para expresar todo lo que siente hacia él por todo el dolor acumulado de estos cinco años sin Marta.
Asegura que no iría a la cárcel a suplicarle, pero sí "le encantaría" visitarle para decirle que "está ahí por todo lo que ha hecho, gracias a Marta, que ha pagado con su vida y ha salvado otras muchas, aunque lamentablemente haya pagado con la suya". Decirle eso, ha continuado, le daría paz y con lágrimas en los ojos se reconoce el haber hecho justicia por su hija y por todas las víctimas. "Yo pienso todos los días dónde está mi hija", decía Burón en el que es el doloroso testimonio de una madre que conoce al detalle cómo fue la investigación, que ha estado al frente de la batalla en el proceso judicial y ha luchado con todas sus fuerzas para que Jorge Ignacio Palma pague por sus delitos.