Se intensifica en las últimas horas la búsqueda del joven desaparecido Javier Márquez, y ya los agentes están rastreando por tierra y aire cualquier indicio y pista que les pueda servir para encontrar al joven que estudiaba en Zaragoza. Según fuentes fiables de la Policía Nacional en ‘Vamos a ver’ de Telecinco, los Geos se han incorporado a las labores de investigación para, sobre todo, centrarse en el tramo del río Ebro en Logroño próximo a donde se le vio por última vez este sábado 2 de marzo durante una fiesta universitaria.
Dando por válida esta posible línea de investigación, ya han llegado a la capital aragonesa los primeros carteles de la plataforma SOSDesaparecidos. En primer lugar, porque Javier llevaba viviendo ya cuatro años en Zaragoza y, también, porque si la desaparición está relacionada con el famoso río, el desaparecido podría aparecer en cualquier tramo, sobre todo después de las recientes e intensas lluvias que han hecho crecer su cauce.
El pozo de Sán Lázaro, en Zaragoza
Y es que el Ebro a su paso por la capital de la Expo del agua esconde enormes peligros, algo que cualquier zaragozano sabe. Pero, sobre todo, está el mítico pozo de Sán Lázaro, supuestamente ubicado entre los dos arcos más septentrionales del puente de Piedra, el más próximo a la gran basílica de Nuestra Señora del Pilar. Sobre él se ha dicho de todo, pues la creencia popular explica que no tiene fondo y que todo lo que cae dentro se lo traga. Otros dicen que llega hasta Tortosa y que su salida es al mar…
El autobús que fue engullido en 1971
En la madrugada del 19 de diciembre de 1971, un trágico accidente conmocionó a Zaragoza y marcó para siempre el Puente de Piedra y el pozo de San Lázaro. Un autobús de la empresa Ortiz, operado por la agencia Viajes Cardosa y con destino a Badajoz desde Barcelona, se precipitó a las frías aguas del río Ebro, llevando consigo 50 pasajeros, la mayoría emigrantes retornando a España para las fiestas navideñas.
Los ocupantes del vehículo, atrapados en el costado derecho del autobús volcado por la corriente, vivieron momentos de angustia esperando rescate durante más de dos horas. La intervención de los bomberos se vio dificultada por la fuerte corriente y la limitación de recursos, contando solo con dos lanchas neumáticas.
De los pasajeros, nueve desaparecieron, incluyendo cinco niños, dos de ellos sordomudos. La mayoría de los heridos fueron dados de alta y transportados a sus hogares el 21 de diciembre por la misma agencia, Viajes Cardoso.
Un día después, aún con más expectación ciudadana, los bomberos instalaron en el puente una grúa de grandes dimensiones para sacarlo con una sirga. El objetivo: llevarlo a la margen izquierda. La operación fue un rotundo fracaso y se desconoce con exactitud por qué se partió la sirga que lo sacaba. Se hundió en el pozo de San Lázaro sin dejar rastro.
En 2015 el famoso autobús siniestrado salió a flote
De esta crónica negra han pasado más de 50 años, pero cada vez que hay alguna desaparición a la sombra del río Ebro, la historia resurge con fuerza -sobre todo desde que en 2015 el autobús en cuestión saliera a la superficie- y a cualquier aragonés le asalta la posibilidad de que en el pozo de San Lázaro esté la respuesta a varios casos sin resolver, como pudiera ser, desgraciadamente, el de Daniel.