Las curiosas razones por las que muchos padres anteponen el apellido materno con sus hijos

Desde el 2000 en España la legislación permite cambiar el orden en los apellidos, aunque el 90 por ciento sigue optando por la fórmula tradicional. Estos son los variopintos motivos de quienes sí lo hacen

Enrique Espada
Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Familia con hijos
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Tenía la ilusión desde niña. Bueno, de adolescente, cuando estaba en el Instituto. Ya por entonces Patricia Vigara lo tenía muy claro: su primer descendiente tendría como primer apellido el suyo, el de la madre. Y aunque era demasiado joven para pensar en ello, lo cierto es que consideraba que tenía razones contundentes para hacerlo sí o sí.

En primer lugar era un deseo de su abuelo que ella se veía en la ‘obligación’ de cumplir. Por aquel entonces, ya tenía cuatro nietas y le daba mucha pena que su apellido, Vigara, se perdiera por el camino. Y, en segundo orden, la cada vez más actual cuestión feminista. El día, por fin, llegó hace no mucho. En 2017 tuvo a su primer hijo, con 35 años. Lo cumplió a rajatabla: en el registro de recién nacidos consta con ese primer apellido, Vigara López, Nico.

Para cumplir con la voluntad de un abuelo

"Yo no me consideraba feminista con 18 años, pero me daba cuenta de que (poner primero el apellido del padre) era una inercia injusta y había que darle la vuelta”, explica la feliz madre tras hacer los sueños de su abuelo realidad. “Además, pues oye, es mucho más original Vigara que López”, incide para ‘20 minutos’.

Una realidad que nos sigue sorprendiendo todavía a día de hoy por el simple hecho de que pocas madres se benefician de una ley que lleva activa desde hace más de 20 años. En 2000, la legislación española permitía por primera vez en su historia el cambio tradicional del orden de los apellidos. Pero claro, una ley no obliga, por lo que si los progenitores no manifestaban su voluntad en dicha modificación, automáticamente el primero siempre era del padre. Como marca la tradición.

Desde 2021 los progenitores deben autorizar el orden de los apellidos

Pero esto cambió también hace no mucho, un poco antes de la dura pandemia, en 2021. La ley quiso afinarse un poco más para eliminar de forma totalmente definitiva la preferencia del apellido del varón para obligar a ambos progenitores a tomar una decisión en el registro civil: deben autorizar y dar conformidad, en primera persona, el orden de los apellidos de sus hijos.

Esta es la norma, ahora vamos a las cifras reales. Y es que, aunque nuestro parlamento haya avanzado bastante en este asunto, lo cierto es que en la calle esta ‘nueva realidad’ desde 2021 no se ha impuesto especialmente. Casi el 90%, es decir, en la gran mayoría de los supuestos desde entonces, las inscripciones realizadas en nuestro antiquísimo registro civil -de 150 años de tradición- se han realizado como marca la tradición: con el apellido paterno como el primero.

Así pues, analizemos ese pequeño 11.1 por ciento restante que posiblemente no sea tan poco teniendo en cuenta que la ley se mejoró hace tan solo tres años. Las razones son variopintas y no solo se sujetan a cumplir la voluntad de un abuelo o rendir homenaje al movimiento feminista. ‘20 minutos’ aborda otros singulares casos como los siguientes:

Las razón de Patricia Rey, por ejemplo, solo incumbe a su esfera personal. Su padre falleció antes de tener a su hija. Nunca la conoció. Esta pena tan grande, aunque evidentemente no hay solución que satisfaga tal pérdida, le hizo reflexionar en cuál podría ser la mejor forma con la que su pequeña tuviera presente a un abuelo que nunca conoció.

"Tenía varios motivos", explica la madrileña de 36 años. "El primero es que siempre se ha hecho al revés y no veo mal hacer este homenaje a la madre. Luego, es verdad que en mi familia somos todo niñas, así que el apellido se iba a perder. Pero sobre todo, mi padre falleció y, no sé, me gustó hacerle un homenaje ya que no iba a conocer a su nieta, me pareció un gesto bonito."

Para no perder un apellido único en el mundo

La razón de Estefanía Recamundi, como comenta para ‘20 minutos’, también es especialmente singular. Sabe, a ciencia cierta, que a lo largo del extenso mundo solo existen ella y su padre con el mismo apellido. Comprensible que no quieran perderlo, y ahora la ley les ampara. Pero les ha costado.

"Es algo como que muy trascendental para mi padre porque ha estado investigando durante toda su vida y él mismo ha tenido que ser autodidacta, buscar en las iglesias, en todos los libros de bautismo hasta que llegó un momento que se quedó sin más libros en una iglesia de Galicia y no supimos nunca de dónde venía nuestro apellido", explica esta joven de Ponferrada para el diario de tirada en papel gratuito.

En la Unión Europea

¿Qué ocurre en la Unión Europea al respecto? Pues buenas noticias, porque desde el año 2000 esta nueva normativa sobre los apellidos se ha impuesto en gran parte de los países miembros. Pero claro, cada país tiene sus propias singularidades. Estos son varios ejemplos de nuestros ‘vecinos’:

Por ejemplo en Suecia, le permiten siempre la decisión final a la madre ante un posible desacuerdo entre ambos. Portugal, cuya tradición es poner como primer apellido el de la madre, con esta ley pretenden concienciar en que también es razonable poner como primero al del padre. Y es que estamos en uno de los continentes más avanzados del mundo. La vida cambia y las tradiciones deben dejar paso a las nuevas realidades.