Novedades en el caso de Daniel Sancho. Según publican ‘La Razón’ y otros medios, al parecer los criminólogos Carmen Balfagón y Ramón Chipirrás habrían presentado recientemente un inesperado escrito de conclusión que, según el equipo de abogados del joven chef, desecharía cualquier duda respecto la supuesta premeditación que se le adjudica a Daniel Sancho en el asesinato de Edwin Arrieta durante el pasado verano en Tailandia.
Según estas informaciones, en dichos documentos se explican varios datos clave que podrían provocar un giro en la resolución judicial que dentro de un mes se hará pública. Entre los más relevantes, se destaca que el madrileño en todo momento iba a cara descubierta por todos aquellos lugares a los que acudió antes de la noche de autos y en los que se le grabó por las cámaras de seguridad -como por ejemplo en la tienda donde compró el cuchillo y otros utensilios de cocina cortantes- o de que hubo bolsas de basura que no se utilizaron.
Quieren demostrar la improvisación del crimen de Edwin Arrieta
Así pues, con dicho informe rigurosamente documentado se quiere convencer al juez tailandés del caso que no existió premeditación, sino improvisación. Pese a que se trata de un documento que perfectamente podría suponer un cambio en la previsible sentencia, ahora está en manos del magistrado considerar dicho alegato antes de su dictamen final.
Las probabilidades de que esto ocurra son mínimas, pues la ley tailandesa es especialmente severa, como tan claro nos ha quedado a los españoles gracias a poco que trascendió públicamente del mediático juicio contra el hijo de Rodolfo Sancho. Y es que esta, en principio, no permite que se complemente con nada más un juicio ya finalizado.
Los criminólogos españoles nunca pudieron participar en el mediático juicio
Así pues, la pregunta es por qué los criminólogos han optado por tan difícil vía, que podría tildarse también de inexistente. Pues bien, estas conclusiones finales presentadas fuera del proceso responderían al veto que el juez del tribunal de Koh Samui les hizo a ambos por considerar que sus explicaciones no iban a ser necesarias durante el juicio. Y fue tajante en dicha decisión: ni siquiera les permitió acceder a la sala en ninguna de las sesiones.
Hay que recordar cómo, concretamente, Balfagón se ganó con razón su mala reputación frente al juez tailandés, pues el chef local que ella misma propuso para corroborar que el cuchillo de sierra comprado por Sancho era habitual para cortar cocos en la isla no acudió al tribunal el día que fue citado. Claramente, dicha situación no dejó en muy buen lugar a la popular criminóloga española gracias a este caso.
Argumentos de poco peso y fuera de plazo
No hace falta dedicarse a la judicatura para darse cuenta rápidamente de que las ‘pruebas’ que los criminólogos presentan fuera de plazo no justifican claramente, ni mucho menos, la falta de premeditación. Por ejemplo, le dan mucha importancia al hecho de que Sancho se registrara en el hotel reservado por Edwin, pero… ¿qué demuestra si, por otro lado, su supuesto asesino contrató posteriormente un bungalow más apartado para cometer las atrocidades que todos conocemos?
Pues así de flojos son todos los argumentos redactados en este reciente documento de conclusiones finales que, por cierto, no son nada nuevos. Vuelven a escudarse otra vez en hechos tan débiles como la canoa comprada el mismo día de autos o, también, en que registró su pasaporte para alquilar una moto. Qué asesino iba a hacer eso, intentando dejar la gran duda en el aire: pues, a lo mejor, cualquiera que necesitara moverse por la isla tailandesa para preparar su crimen.
La condena, posiblemente, solo contemple dos escenarios
Previsiblemente, este probablemente fallido ‘golpe final’ de poco le sirva a Daniel Sancho, pues la ‘improvisación’ que demuestra no es exactamente ante el crimen del médico colombiano de 44 años, sino más bien sobre la cuestionable forma de defender al nieto de Sancho Gracia.
Es comprensible que la defensa de Daniel Sancho haga todo lo posible porque el joven español reciba la mejor condena posible, pero de alguna forma con este tipo de acciones nada estratégicas y fuera de plazo lo único que pueden lograr es darle falsas esperanzas al joven encarcelado de forma preventiva en Tailandia. Porque tanto él, como sus familiares y todos los españoles sabemos que seguramente el veredicto irá ligado a una de estas dos condenas: pena capital o cadena perpetua. El 29 de agosto lo sabremos.