Daniel Sancho se prepara para entrar en el mes decisivo para su futuro en Tailandia, ya que el próximo 29 de agosto es el día fijado para la lectura de su sentencia por el presunto asesinato de Edwin Arrieta. Antes de llegar a esa cuenta atrás, el pasado 11 de junio cumplía 30 años y habría pedido un regalo muy especial.
Según apuntaban diversos medios de comunicación, el chef pidió hablar con su abuela desde la cárcel de Koh Samui y se le concedió esa prerrogativa, algo que le habría dado fuerzas para enfrentarse a unas semanas complicadas hasta que conozca el dictamen del magistrado dentro de poco más de un mes.
Daniel Sancho y su "charla breve pero sanadora" con su abuela Nola
El diario '20 minutos' publicaba este martes que en la prisión de Koh Samui dieron el visto bueno a un encuentro virtual entre Daniel Sancho y su abuela con motivo del 30 cumpleaños del chef, que espera la lectura de su sentencia y está a punto de cumplir un año en prisión preventiva en Tailandia. Según el medio, fuentes cercanas al hijo de Rodolfo Sancho aseguran que ha sido una "charla breve pero sanadora", así como "emotiva" y en la que pudo haber "consejos, recuerdos y esperanza", algo esencial para afrontar estas próximas semanas, en las que no solo se prepara para conocer el veredicto judicial, sino que también se acerca la fecha en la que se cumplirá un año de los hechos que tuvieron lugar en el bungalow de Kho Pha Ngan.
Cabe destacar un dato en el que tenemos que entonar también el 'mea culpa', ya que nos hemos dejado llevar por la información de la fecha en la que Daniel cumplía sus 30 primaveras y aunque algunos medios apuntaban hace una semana que era el 11 de julio, parece que ha habido un baile de meses y llegó a la treintena en el mismo día, pero del mes de junio. Dicho lo cual, ahí se habría producido ese encuentro virtual tan importante para él, no solo por la bonita relación que les une, sino por los mensajes que Nola le habría trasladado a su nieto en un momento crítico para él.
Otra de las claves de esa conversación, según las fuentes a las que ha tenido acceso el mencionado diario, es que fue "emocionante". La semana pasada, en Lecturas preguntábamos a la abogada de Silvia Bronchalo, Carolina Castro, si su madre iba a viajar a Tailandia y nos respondía que "sí, por supuesto", pero no nos confirmaba si lo había hecho ya con motivo de esa fecha tan señalada o lo haría durante estas semanas, ya más cerca del 29 de agosto. Por su parte, también salía a la luz el supuesto contacto de Rodolfo Sancho con el sacerdote español afincado desde hace décadas en el país asiático Miguel Garaizabal, quien realiza visitas a los presos de la cárcel de la capital Bangkok, Bang Kwan, a la que podría ser destinado su hijo en función de la condena.
La sentencia de Daniel Sancho: no hay nada escrito
Aunque parezca una paradoja, ya que son muchas las informaciones que los medios de comunicación hemos publicado acerca de la posible sentencia de Daniel Sancho, lo cierto es que todavía no hay nada escrito y solo sabremos la decisión que ha tomado el juez cuando se haga pública esa lectura. Sus abogados creen que podría quedarse en un homicidio y de esta forma la pena sería de entre 8 y 12 años, pero por otro lado los expertos apuntan a que Tailandia es un país que "no podría entender que en este caso se diera una condena que no fuera la de la pena capital, permutable por cadena perpetua", tal y como explicaba el periodista desplazado en el país Joaquín Campos, que durante las semanas del juicio publicaba en Lecturas una crónica semanal con lo acontecido en esos días en la Corte Provincial de Koh Samui.
De momento, todo son elucubraciones y visiones de diferentes expertos en sucesos y casos similares en un país con una legislación y modo de proceder a nivel judicial distinto al de nuestro país. A su llegada al juicio, el fiscal Jeerawat Sawatdichai ponía sobre la mesa los presuntos delitos de asesinato con premeditación y descuartizamiento y ocultación del cadáver de Edwin Arrieta, pero conforme se iban practicando las pruebas testimoniales se planteaba la duda de que el primero de ellos pudiera ser demostrado con los indicios con los que contaban los investigadores y las respuestas que se estaban dando en la sala. No obstante, hasta que no haya sentencia todo es probable, posible o presunto y hay muchas incógnitas, así como puertas abiertas a lo que puede esperarle a Daniel en su futuro próximo en Tailandia y, si cabe, en su regreso a España cuando así se lo permitan.