Cuál es el origen de la tapa y por qué se ha convertido en la estrella en los bares y restaurantes de toda España

Es el momento de degustar este aperitivo con el que abrimos boca y es que vamos a buscar el origen de la tapa, que tanto triunfa en nuestro país

Pablo Casal
Pablo Casal

Coordinador digital de Lecturas

Tapa de paella
GTRES

Aunque a veces nos sabe a poco, la tapa tiene siglos de historia y la suya es de éxito, sin entender de modas o la propia evolución de la gastronomía, quizás porque por su tamaño y variedad siempre encuentran un hueco privilegiado en nuestra mesa y nos acompañan durante las rutas que hacemos con nuestra gente para disfrutar de algo tan nuestro como es "hacer la ronda" o "salir de cañas" cuando podemos disfrutar de unas horas de ocio en buena compañía. Su origen es un tanto difuso, porque hay muchas historias, pero hay un aspecto en la que todas coinciden y ahí es donde cobra sentido su nombre. 

La tapa como estrella en la mesa y también en la barra 

Somos muchas las personas que sentimos vergüenza cuando nos sentamos en la mesa de un bar a tomar algo y sentimos la necesidad de acompañarlo con un bocadito, aunque sean unas patatas fritas o un "detallito discreto", como lo pide mi amiga Mary siempre que quedamos en el barrio de La Latina, uno de los más concurridos para este tipo de planes. En Madrid no es tan común que sea algo casi obligatorio, como en otros puntos de España, porque en Ponferrada, - me vais a permitir seguir hablando en primera persona -, casi en el 100% de los locales hay un pincho o tapa con la bebida y en algunos de los casos está muy elaborado. 

"Nos gusta eso de picotear", - me dice otra amiga cuando le cuento que me he puesto a escribir sobre la tapa y sus versiones extendidas - , y es que se multiplica en la mesa también para comer o cenar, por esto de probar un poco de todo y como una alternativa a las raciones que nos permite degustar todos los platos en tamaño reducido y con la posibilidad de elegir más para poder compartir y responder a los gustos de todos los comensales. 

Volviendo a mi tierra, también recuerdo el "Dorito" de Cacabelos y no es un nacho de marca, sino un vasito de refresco más pequeño y que siempre venía acompañado de unas albóndigas o calamares en nuestros sitios favoritos, porque qué bonito es recordar la infancia con un buen sabor de boca. "Con esto ya no como", decía mi madre sintiéndose un poco culpable por haber probado tres tapas en ese aperitivo que vale igual para ese "picoteo" que para "pedir para el centro", otra de las frases que escucho cada vez más cuando salimos a comer y nos entregan la carta del restaurante, porque ahí también ha cobrado un protagonismo especial. 

En Lecturas hemos hablado con el creador de contenidos experto en gastronomía Alejandro de la Rosa, - conocido en redes sociales por su blog @quenomeladenconqueso -, quien considera que "las tapas dan una posibilidad mayor de probar muchas más cosas, porque cuando te enfrentas a una elección de una ración o un plato más grande tienes que ir a un tiro más fijo, así que te dan una visión más general y puedes probar un poquito de todo". "España es la cuna de las tapas y es un lugar donde personas que vienen de fuera encuentran en ellas una delicia gastronómica, porque en otros países es más difícil encontrar algo igual, con tantas posibilidades y opciones", aplaude antes de subrayar algo muy importante y es que aquí pasa una cosa singular, porque "la consideramos una compañera de ocio". 

El origen difuso de la tapa y por qué se llama así

Hay un día mundial reservado para la tapa y es el 16 de junio, pero no podíamos esperar tanto tiempo para hablar de nuestra pequeña gran alegría cuando se trata de comer y hemos investigado cuál es su origen, un poco difuso porque hay varias versiones de la historia. Si hay algo en lo que coincide la mayoría de ellas es en lo que respecta al nombre como tal, porque si hablamos de tapas, nos estamos refiriendo a la necesidad de evitar que algo salga de de un recipiente o impidamos que entre en él. 

Hacemos una primera parada en el palacio de Alfonso X de Castilla, apodado 'El sabio', que fue diagnosticado con una enfermedad para la que el médico le prescribió beber vino, así que para evitar las secuelas del alcohol, decidió acompañarlo con bocaditos, tal y como explican en el portal gastronómico 'Directo al paladar', pero esta versión no estaría relacionado con el origen etimológico de la palabra. En las otras hipótesis 'reales', las de Felipe II, Alfonso XIII y los Reyes Católicos, sí respondemos a esa procedencia del nombre, pero con matices. 

Una de ellas, explica el citado blog, nos ha llamado mucho la atención y es que se trataría de una idea en las tabernas, en tiempos de Isabel y Fernando, para que la gente no se emborrachara demasiado y el plato de comida se colocaba como una tapa, encima de la bebida, con lo que tenían que terminar de comer primero para luego beber. Sin embargo, en la mayoría de las versiones se pone el foco en la necesidad de evitar que el polvo o la arena de los caminos entrara en el vaso y por eso se colocaba una loncha de jamón que funcionaba como escudo sobre el recipiente. 

Hay tantas historias como las posibilidades que nos ofrecen y es que precisamente ahí está el secreto de su éxito, como en el hecho de que gracias a ellas siempre nos quedará un hueco para el postre y si tenemos la suerte de encontrar una ruta con pequeñas raciones generosas, habremos comido o cenado antes de llegar a casa.