En los últimos años, los chapuzones en agua fría se han convertido en toda una moda. Las redes sociales se han inundado de vídeos donde cientos de personas se bañan a temperaturas extremas y heladas. De hecho, en 2020 se produjoun aumento de este tipo de actividades con la llegada de la pandemia. Decenas de personas llenaban sus bañeras con hielo y agua fría para darse un buen chapuzón helado, mientras que otros lo hacían en lugares remotos al aire libre. Quienes continúan con este tipo de baños confían en que tiene numerosos beneficios para salud, aunque algunos expertos desmienten que sea así ante el creciente número de personas que lo llevan a cabo.
La realidad sobre las zambullidas en agua helada
Según National Geographic, las zambullidas en agua fría tienen sus inicios en Escandinavia. Los aficionados a esta actividad llevan años pregonando que tiene numerosos beneficios para la salud. Según cuentan, reduce la inflamación, mejora la presión arterial, la inmunidad y la sensibilidad a la insulina entre otros beneficios. Aunque existen ciertos estudios que respaldan estas afirmaciones, 'no es oro todo lo que reluce'. El fisiólogo termal de la Universidad de Sherbrooke (Canadá), Denis Blondin, consultado por National Geographic asegura que solo incluyeron un pequeño porcentaje de jóvenes y todo hombres como muestra en el estudio. Además, la variación de la temperatura del agua, la duración del baño, el lugar y otro tipo de condiciones ponen en duda la certeza del estudio.
De hecho, aunque haya algo de cierto en estas afirmaciones no es nada recomendable por los peligros que implica y la mayoría de quienes llevan a cabo esta popular actividad no conocen los riesgos para la salud de bañarse en agua congelada. Según François Haman, fisiólogo de la Universidad de Ottawa (Canadá) consultado por National Geographic, “es muy peligroso”. “Hay muy pocos conocimientos al respecto y es la mayor sacudida que puede experimentar un ser humano, como un rayo. Así de peligroso es. Puedes sufrir una parada cardíaca”, defiende. Según explica el fisiólogo, cuando el cuerpo entra en contacto con agua demasiado helada puede sufrir un shock conocido como “choque frío”. Aunque a simple vista no se perciba ningún cambio, el interior del cuerpo reacciona de forma violenta para conservar el calor. La diferencia de temperaturas acelera el ritmo cardíaco y puede llegar a entrecortar la respiración. Aunque el cuerpo vuelve en sí a los pocos minutos, la primera reacción puede ser muy arriesgada para la salud.
Los peligros de bañarse en agua helada
El ex entrenador de natación y fisiólogo del ejercicio de la Universidad McMaster de Hamilton (Canadá), Lee Hill, consultado por National Geographic asegura que “los primeros momentos después de entrar en el agua son probablemente la parte más peligrosa”. "Si no estás preparado para el choque de frío, puede ser muy, muy peligroso", apunta. De hecho, existe una forma de entrar en el agua que se enseña a militares y fuerzas especiales para disminuir riesgos. Hamman asegura que hay que exhalar al entrar al agua para contrarrestar la respuesta original del jadeo. Según los expertos, el agua fría es mucho más peligrosa que el aire frío por una sencilla razón. Esta conduce el calor de forma más rápida que el aire, por lo que puede extraer la temperatura del cuerpo antes y perder nuestro calor en cuestión de segundos puede ser muy peligroso.
De hecho, podemos sufrir una hipotermia en cualquier agua cuya temperatura sea inferior a la del cuerpo si permanecemos demasiado tiempo en su interior. El peligro varía en función del metabolismo, el porcentaje de grasa corporal de cada persona y otras condiciones influyentes. El momento en el que llegan los escalofríos es el límite que apunta que hay que salir del agua. Los músculos se contraen y se relajan con rapidez para general calor porque la temperatura corporal es demasiado baja. Esta es la principal señal de auxilio que nuestro cuerpo nos hace llegar. "Si has dejado de temblar, tu capacidad para generar calor se ha detenido, debería encenderse una bombilla de que algo está empezando a ir un poco mal" señala Lee Hill a National Geographic. A pesar de todo, algunos de los expertos como Hamman aseguran que es una experiencia meditativa y a través de la que se puede evadir las preocupaciones.
Las zambullidas en agua fría pueden mejorar el estado de ánimo y sentir bien a quienes se sumergen en el frío. Los expertos atribuyen este beneficio al aumento de sustancias químicas en el cerebro como la dopamina que se produce durante una inmersión en el agua helada. Aun así, los riesgos concluyen que no merece la pena exponer nuestra salud e, incluso, nuestra vida a cambio de un poco de tranquilidad. En caso de hacerlo, los expertos recomiendan, al menos, tener ropa seca y toallas preparadas para cubrir la piel fuera del agua. Los amantes de esta peligrosa actividad pueden ducharse con agua fría como alternativa, ya que es menos perjudicial. Aun así, los expertos señalan que es suficiente con duchas breves de 30 segundos. Pasar más tiempo bajo el agua helada o bajar los grados no aporta más beneficios ni tiene un mayor impacto positivo, sino todo lo contrario.