‘Omaha Beach’, una de las playas ubicadas en la costa francesa, ha pasado a la historia tras acoger el ataque más duro del famoso desembarco de Normandía, conocido como ‘Día D’ en 1944. Hace 80 años, la operación militar bautizada ‘Overlord’ ejecutó el desembarco de más de 40.000 soldados del bando de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial para enfrentarse a los nazis. La batalla supuso el fin del régimen nazi en Europa y culminó la liberación de los territorios de Occidente ocupados.
La estrategia del desembarco de Normandía
Después de terminar con el régimen nazi en Rusia, Italia y África, iniciar un segundo frente en Europa era una operación decisiva para el bando de los aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces cuando llegó el momento de llevar la guerra a Francia con un inaudito desembarco masivo procedente de Inglaterra. El régimen nazi se preparó entonces para afrontar la costa atlántica con sus tropas. El general Erwin Rommel fortificó la zona con trampas para que cualquier desembarco fuera todo un cataclismo. Colocó barreras antitanques, erizos de acero y troncos elevados en diagonal que quedarían bajo el agua durante ciertas horas del día haciendo imposible un desembarco. A pesar de ello, esta estrategia se centró, principalmente, en el paso de Calais donde los nazis pensaron que sería el siguiente movimiento del bando aliado. La fortificación de las playas de esta zona por el bando nazi obligaría a los soldados aliados a sortear también hileras de alambre de espino y campos de minas, prácticamente una misión suicida.
Además, en la zona se desplegaron cientos de búnkeres preparados con ametralladoras y cañones capaces de acabar con los soldados a varios metros de distancia. Para poder abordar por sorpresa a las tropas nazis en Normandía, el general estadounidense George Patton desarrolló un ejército ficticio que contenía falsos suministros, lanchas de bombardeo, tanques y hombres que no fueron más allá del papel para engañar a los nazis. Otra de las piezas clave para que la operación se desarrollara con éxito fue la participación del espía español Joan Pujol quien hizo creer a los alemanes que el desembarco se llevaría a cabo en el paso de Calais. La ingeniosa operación también colocó millones de tiras de aluminio durante el día D en el Canal de la Mancha con el objetivo de cegar a los radares alemanes con miles de señales. Además, el bando de los aliados utilizó una nueva generación de tanques diseñados para la invasión de Normandía y afrontar de la mejor forma posible todas las trampas desplegadas por el ejército nazi en las costas francesas.
El departamento del general Percy Hobart diseñó estos vehículos para que pudieran abrir paso a la infantería mediante tornos con cadenas, palas excavadoras y rodillos de acero. Además, la infantería americana se fortificó con los tanques ‘sherman DD’, equipados para navegar por el mar hasta desembarcar en la playa. Horas antes del gran día, las condiciones meteorológicas casi obligaron a cancelar el ingenioso plan del bando de los aliados con una marea demasiado agitada que podría poner en peligro la vida de las tropas militares. Aun así, el comandante supremo aliado Eisenhower decidió seguir adelante. Horas antes de la media noche del 5 de junio, alrededor de 1.200 aviones iniciaron la misión para desplegar a 24.000 paracaidistas con el objetivo de golpear la retaguardia alemana antes del desembarco. Durante las primeras horas del 6 de junio, miles de paracaidistas aterrizaron sobre Francia. Para reconocerse entre ellos, utilizaron una contraseña cuya respuesta era “rayo” y unas ingeniosas pinzas con un característico sonido. El aterrizaje de las tropas británicas fue algo más arriesgado muy cerca del enemigo que se encontraba en planeadores.
La victoria de los aliados
Mientras tanto, más de 120 buques de guerra estadounidenses abrieron fuego en la costa francesa para preparar el ataque final. El ataque más duro se produjo momentos después en la playa de Omaha. Esta zona era rocosa y albergaba grandes acantilados donde el bando nazi se había colocado bien con una posición excelente para contratacar. Además, el ataque de los aliados se vio debilitado tras la tardanza de los tanques anfibios frenados por las grandes olas del mar. Fueron alrededor de 4.000 los soldados que se enfrentaron a una muerte casi segura. Según las estimaciones, solo uno de cada dos militares logró sobrevivir. Momentos después, empezaron a llegar el resto de los hombres abriéndose paso. Poco a poco el bando de los aliados consiguió escalar los acantilados tomando los búnkeres alemanes por su espalda.
Aun así, varias casas construidas en primera línea de playa favorecieron a los alemanes para contratacar la invasión. Además, varios de los arrecifes rocosos detuvieron durante un tiempo a las lanchas exponiéndose a las minas alemanas que acabaron con varias de ellas. Los soldados también tuvieron que hacer frente a cientos de dunas que dificultaron su avance tras resbalar en ellas. Hasta que no llegaron el resto de los tanques, la batalla se cobró en ese momento alrededor de 1.200 vidas. Horas después de la primera oleada de soldados, la batalla se saldó con la vida de 5.000 de los 43.000 asaltantes y un 50% de bajas. Al día siguiente del desembarco, los americanos y británicos se hicieron con el control de todas las playas. El imparable avance de las tropas aliadas ganó la batalla gracias a su superioridad numérica. Un año después, el Tercer Reich llegaría a su fin.