El año pasado me volví loca comprando por internet un montón de adornos navideños y arbolitos diminutos. Pues bien, no sé dónde los he guardado y no compró nada más. Lo que sí me gusta es poner el Misterio. No pongo un Belén como tal, aunque cada año le añado alguna figura más. Durante muchos años ponía uno que compré en el Rastrillo Nuevo Futuro y que era muy original.
Del uso, a San José se le rompió una mano hace años y lo estuve poniendo sin ella varias Navidades. Me parecía feo seguir así, con esa figura, por lo que me fui a la Plaza Mayor y compré otro Misterio con más figuras. Encontrar el sitio para ponerlo es otro problema. Cuando está todo colocado me doy cuenta de que me faltan los Reyes Magos. Así que los pongo donde buenamente puedo. Todo esto es porque la Navidad ya no es igual para mí desde hace años. Desde que he perdido a las personas importantes de mi vida (mi padre, mis abuelos, mi tío Juan, mi tía Lely, Félix, expareja de mi madre, mi tío Manolo), estas fechas no han vuelto a ser iguales… ni lo volverán a ser.