Mi madre no quería morir sin ser bisabuela

Como habéis podido ver, la noticia de la portada nos hace muy feliz a toda la familia. ¡Quién me iba a decir que iba a ser tía abuela tan joven! Hace años oía esa palabra y me sonaba como algo lejano y, ahora, me toca serlo a mí. La mejor noticia es que mi madre va a ser bisabuela. Me hace mucha ilusión contaros cómo me comunicaron esta noticia tan maravillosa. El pasado miércoles, doce de octubre, organicé una comida con unos amigos en el restaurante Yeyu de Cercedilla (Madrid). Pasamos un día magnífico allí. Hicimos comida y sobremesa larga, o tardeo como lo llaman ahora los jóvenes. A la mitad del almuerzo recibo una llamada de mi sobrino, José. Al principio me extrañó porque un día de fiesta me pareció raro que me llamara. Al descolgar me dice: “¿Puedes hablar?”. Le dije: “Por supuesto”. Me dijo que colgara que me iba a hacer una vídeo-llamada. A los pocos minutos me la hace y me enseña la foto que estáis viendo en estas páginas: una caja con un chupete y una prueba de embarazo positiva. Salí corriendo del restaurante muy nerviosa y gritando de felicidad. ¡Qué alegría me dio! Lo digo porque, hace muchos años, escuché a mi sobrino decir que nunca tendría un hijo. Para mí hubiera sido un error que no hubiera querido ser padre nunca.

Un padre estupendo

Mi sobrino será un padre estupendo. Después de hablar con él me pasó a su mujer, Paola, para felicitarla por esta gran noticia. Mi hermana no paraba de llorar y mi madre estaba, también, muy emocionada. Nunca olvidaré la frase que dijo mi madre: “Menos mal que no me voy a morir sin ser bisabuela”. Mi madre va a cumplir su deseo de que sea su nieto mayor, que es como tiene que ser, el que la convierta en bisabuela. A mi sobrina y a mi hija les queda todavía bastante tiempo para ser madres. José María está en la edad justa de haber vivido, de tener un hijo y de quedarle mucha vida por delante. Mi sobrino para mí es alguien especial. Fue el primer hijo y encima varón en la familia, porque siempre nacían niñas en nuestro círculo. Para mi madre es el hombre de su vida. Recuerdo que Carmen lo pasó muy mal en ese parto y de repente yo me encontré en mis brazos con ese niño. No tenía ni idea de bebés y ahí estaba yo con ese angelito en el hospital. Mi hermana tuvo una complicación en el parto con la anestesia y yo me ocupaba de él los primeros días. José ahora es un hombre, pero cuando vino a este mundo era un muñeco y, además, era un tragón. Al lado de la cama de su madre en la clínica El Rosario le daba el biberón. El tío chupaba mucho y como me daba miedo que se ahogara se lo quitaba y se ponía a llorar como si no hubiera un mañana. “¡Madre mía, lo que sufrí yo con ese niño!" Nunca olvidaré cuando me tocó quitarle su primera caca, lo que se llama el meconio. No tenía ni idea de lo que era eso. Recuerdo que le abrí el pañal y empecé a chillar a las monjas para que vinieran. Pensaba que el niño se estaba desangrando. Las monjas me explicaron lo que estaba pasando. Después de esa experiencia he quitado varios meconios de los hijos de mis amigas. José María era un niño rubio platino. No es porque sea mi sobrino pero, para mí, era un escándalo de guapo. Años más tarde, Carmen se quedó embarazada de su segunda hija pero a José no le vino muy bien la niña. No le hizo ninguna gracia su hermana pero, después, se han convertido en cómplices y son uña y carne. De alguna manera, la vida les ha castigado con momentos complicados en la separación de sus padres.

Los audios no son graves

Volviendo al momento que me comunican la noticia, como me puse a gritar de emoción en plena calle mi sobrino y su mujer me pidieron discreción. Minutos más tarde entro en el restaurante donde estaban mis amigos y me costó un mundo no decirles nada porque ellos me notaban nerviosa. Deseo que ese embarazo vaya muy bien y que lo vivan con intensidad. Es el tercer hijo para Paola y el primero para José, aunque los dos hijos de su mujer sé que le quieren mucho a él. Esta noticia viene después de una semana muy complicada en ‘Sálvame’. Este programa y la complicación van siempre unidos. Es algo que tengo claro desde que fui colaboradora y ahora como presentadora. Lo que ha pasado no me hace gracia, no nos equivoquemos. Nunca engaño a nadie y mis directores lo saben. Tengo la suficiente confianza y libertad para expresarme sin ningún problema sobre lo que me parece bien, mal o regular. Los audios que se han emitido no son graves, pero no son agradables. Por lo poco que conozco a Paola sé lo bien que se lleva con Carmen. He podido tener diferencias y tendré muchas más con mi hermana, pero si hay algo que tengo claro es que Carmen es una grandísima madre. Tengan la edad que tengan, es un mujer sacrificada por sus hijos. Carmen ha acogido a su nuera con mucha felicidad, porque nunca hemos visto a José María tan feliz en su vida personal. Esa es la mayor alegría que puede tener una madre. Confieso que lo que ha pasado me entristece y, sobre todo, porque mi hermana no lo ha pasado bien con esto. ¡Carmen no se lo merece! Digan lo que digan.