Estas son las navidades más tristes, desde hace bastantes años, para mí. Si estas fechas no me gustan, este año han hecho que tenga motivos de peso para ello. La ausencia de Mila aún me arrasa la vida. La mañana de Navidad, cuando me levanté, me vi en la cocina llorando porque recordaba cómo el año pasado le preparaba la comida para mandársela a su casa. Le puse un mensaje a su hija, Alba, porque si para mí estos días son terribles qué no serán para ella sin sus padres.