Eh, y una cosita sin importancia. Mario y Alaska, estáis decorando vuestra nueva casa con esos recuerdos que vais comprando de Marujita Diaz y de Sarita Montiel. ¡Pues ojo avizor! Tengo un amigo que estuvo a punto de adquirir el célebre Joan Miró de Marujita, que aparecía junto a ella en todas las fotos. “Y sin ser un experto, a simple vista me di cuenta de que la propia Maruja había recortado unos papelitos con los colores mironianos y los había pegado ahí al buen tuntún… Como elemento kitch no tenía precio, pero, claro, no era un Miró…” Ay, mi Maru. Un día me enseñó con gran misterio una pulsera de brillantes y platino y me dijo en voz baja, “era de la reina doña Victoria Eugenia, me la regaló el príncipe después de una noche de amor”. Yo puse la boca en o y le espeté horrorizada “¡no me estarás hablando de don Juan Carlos!” y ella se rio desdeñosamente, “no, de Alfonso de Borbón, el duque de Cádiz”. Emocionada y cotilla hasta decir basta, le pregunté, “¿y qué tal amante es?” y me contestó echándose hacia atrás la piel de zorro que llevaba al cuello, “¿en la cama? Un soso”.