Henar Ortiz, la tía rebelde de la Reina: “Le llamo yo, que tengo tarifa plana” y “pregunte lo que quiera”. Su voz, con un ligero acento asturiano, es firme, creo que está fumando un cigarrillo. La primera, en la frente, “¿qué le pareció el vídeo de la catedral de Palma?”, chupada intensa, dos segundos de silencio, “son pláticas de familia que no me incumben”. “¿Y las críticas a su sobrina?”, tono irónico, “oiga, que estamos en España y no en Kinshasa, estoy por la libertad de expresión”. “¿Pero han puesto en jaque a la monarquía?” y me contesta sin vacilaciones: “No lo sé, ¡yo soy republicana!”.
Casi las mismas respuestas que dio Alonso Guerrero, el exmarido de Letizia, en la reciente presentación de su libro. Y para mi sorpresa, Henar me confiesa, “su comparecencia me pareció perfecta, es un buen muchacho al que queremos mucho ¡inteligente, con gran sentido del humor!”. Le indico que me resulta pedante y se echa a reír, “no, los tímidos como él parecen prepotentes, si lo conociera le caería estupendo… Su libro no lo he leído, pero comprendo por qué lo ha escrito… ¡la única forma de hablar de ese suceso es novelándolo!”. Trato de asegurarme, “¿lo querían mucho?”. “Pues claro, estaba muy integrado con nosotros, somos una familia sencilla, republicana, algo ingenua, ricos tan solo en cariño…”. Aventuro tímidamente, “o sea que cuando apareció Felipe…” y me corta, “oiga, que a mí me parece muy bien que la gente cambie, eh, y cuando pasó lo que pasó, al principio nos gustó mucho, mira, el príncipe y la niña se han enamorado, además yo era republicana pero juancarlista. Como muchos españoles pensaba que el Rey había salvado el país el 23 F y todo eso… Pero luego fue como un choque de trenes, la bomba atómica, ¡no sabíamos el impacto que iba a tener esa boda en la familia!”.
Se instala un largo silencio entre las dos. Pero vuelvo a la actualidad y le señalo que acaba de perder un juicio contra una periodista que afirmó que había pretendido vender unas fotos de la boda de Letizia y Alonso a televisión. Protesta, “¡esa sentencia es de hace año y medio! Pero se ha publicado ahora para coincidir con el libro de Alonso y hacer una bola aún más gorda. A mí que se vean esas imágenes me parece una tontería, todo el mundo sabe lo que hubo, se crea un misterio innecesario… pero yo no las filtré, tengo muchas fotos de ese día, como el resto de los invitados, y alguno de ellos fue quien se las dio al intermediario, José Luis, que ya murió y que necesitaba dinero, el pobre…”.
Le recuerdo que la sentencia del Supremo la señala a ella y puntualiza, “perdón, dice que dada mi ideología política, es verosímil que traficara con ellas…”. Suspira, “le puse una demanda a Telecinco por afirmar eso y me dieron quince mil euros para que la retirara. Yo había tenido una empresa que me había ido mal y con ese dinero pagué mi deuda con una proveedora, pero su abogado debió pensar que tenía más morbo sentar en el banquillo a los parientes del Rey, y nos acusó a mi hermano, a mi madre y a mí de alzamiento de bienes”. Su voz, hasta ahora firme, se quiebra, “fue una época muy mala… he estado muy enferma…”, carraspea como si tuviera una nudo en la garganta, se rehace, “pero me he operado y ahora me siento con fuerzas de nuevo, soy como el ave fénix…”. “El ave fénix podemita”, preciso, y advierto que sonríe, “sí, es cierto, he votado a Podemos, son nuevos, tengo muchas esperanzas puestas en ellos, ¡ojalá ganasen!”.
Inquiero si ya no es juancarlista, “¡no!, todo lo que hemos sabido después me ha abierto los ojos… He sido una hippy idealista, me he manifestado, y lo seguiré haciendo, por todas las causas justas, desde la minería a la conservación de la naturaleza. ¡Sí, Pilar, soy republicana y de Podemos!”. Disparo las dos últimas: “¿Cómo se lleva con Casa Real?”. “No me llevo, somos agua y aceite…”. “¿Cómo ve a Letizia ahora?” “¡Hace mucho que no la veo!”. Ciudadana Ortiz, ha sido un placer.