Habla tu novia, María Lapiedra, por tierra, mar y aire sobre el sufrimiento que padece a tu lado. Pero, al final, lo único claro y meridiano es que lo más doloroso para ella es que ¡no le des su sitio! Sí, pero…
Tengo que reconocer que no sé qué significa dicha expresión.
¿Se refiere tal vez María a que no le arrimas la silla cuando va a sentarse, haciendo que caiga al suelo con gran aparatosidad? ¿O quizás es que no le has ofrecido un sillón cómodo en tu casa, debiendo tenderse en la bañera o similar? ¡O posiblemente seas un entusiasta del juego ‘quien va a Sevilla, pierde su silla’, pero sustituyendo Sevilla por Barcelona! Está feo, Gustavo, y te ruego que, a la mayor brevedad posible, rectifiques tu conducta para que podamos pasar a otra cosa, mariposa, que esto ya aburre. Gracias, compañero.