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La primera llamada del día para don Juan Carlos es de su hija Elena. “Hola, papá, ¿cómo estás?”. “Bien, chiquitina”. Son conversaciones breves, porque ni él ni ella son personas cariñosas, pero el padre sabe que la hija siempre está ahí y que, a diferencia de Cristina, nunca le pide nada. En estos meses de confinamiento debido a la covid-19, la infanta, aunque ha debido permanecer aislada en casa, sin servicio y sin sus hijos, ha estado muy activa. Ha paseado a su perra Tula dos veces al día, ha salido a aplaudir al balcón a las ocho de la tarde y ha grabado algunos vídeos festivos en los que demuestra que las frivolidades de este mundo, tales como ropa de moda, peluquería o maquillaje, ya no forman parte de sus intereses.