Esta es una semana crucial para el futuro inmediato del futbolista Dani Alves, acusado de violar a una joven de 23 años la madrugada del 31 de diciembre en el baño del reservado de la discoteca Sutton de Barcelona. Desde que el 20 de enero por la noche puso por primera vez un pie en la prisión de Brians 1, para terminar cuatro días después en una celda del módulo 13 de Brians 2, sus rutinas no habían cambiado. Hasta el pasado lunes 17 de abril, que fue excarcelado durante varias horas para ser trasladado a la Ciudad de la Justicia, donde volvió a declarar.
Declaración voluntaria
Alves declaró esta vez a petición de su abogado, Cristóbal Martell, que junto a su compañero de despacho, Arnau Xumetra, han trabajado en las últimas semanas, mano a mano con el acusado, en una nueva versión de los hechos con la que Alves trató de arreglar el desaguisado que supuso su primera declaración en el juzgado, que hizo tras ser detenido y puesto a disposición judicial. En aquella ocasión, Alves llegó al juzgado tras difundir un vídeo en el que aseguraba que no conocía a la denunciante. Con voz de no haber roto un plato en su vida y haciendo referencias a Dios y a su familia, el brasileño se preguntaba mirando a cámara qué estaría buscando aquella joven que le acusaba falsamente de un comportamiento tan indigno. Ya en el juzgado, la versión fue otra. El hombre explicó, en calidad de investigado, que la mujer entró por sorpresa al baño, que prácticamente se le abalanzó con la intención de hacerle una felación y que él finalmente no tuvo más remedio que acceder a mantener relaciones sexuales. Tres versiones en una misma declaración a las que la propia magistrada Anna Marín se refirió en el auto de prisión con el que le envió derecho a la cárcel.
Dos horas de retraso
El lunes, ante el mismo escenario y las mismas mujeres, salvo la jueza titular que regresó tras un periodo fuera a su puesto, el hombre contó la nueva versión. Lo hizo tras llegar más de dos horas tarde al juzgado. La dirección de Brians 2 no recibió en hora la orden para excarcelar al preso y a las diez y media de la mañana, hora fijada para que arrancara la declaración, Alves seguía en su celda. Arreglado el retraso, y ya frente a la magistrada, Alves pidió relatar unos hechos por los que lleva casi tres meses en prisión preventiva.
Dani Alves fue traslado en un furgón desde su celda en la prisión de Brians 2 a la Ciudad de la Justicia de Barcelona para realizar su segunda declaración
Salvar su matrimonio
El hombre aseguró que aquella noche acudió a la discoteca Sutton con su amigo Bruno y que, como en otras ocasiones, se colocaron en la mesa seis del reservado, “por razones de seguridad”. Previamente, el futbolista trató de justificar el desaguisado de versiones de la última vez que pisó el juzgado asegurando que en aquella ocasión su única prioridad era “salvar mi matrimonio”. En aquel momento estaba casado con la modelo canaria Joana Sanz a la que mencionó y de la que dijo seguir enamorado. Quiso “dejar claro” que en toda su vida ha sido “respetuoso en mi relación con las mujeres” y que nunca había dado un paso adelante para mantener un contacto sexual con una mujer, si no entendía previamente que la otra parte quería lo mismo. Y eso es, aseguró, lo que ocurrió aquella madrugada en Sutton. Sin ser
interrumpido y prácticamente del tirón durante unos veinte minutos, el acusado aseguró que conoció a las tres chicas y que los cinco estuvieron bailando alrededor de su mesa, con normalidad y complicidad. “Había química entre nosotros y le propuse seguir en un baño que había justo al lado”, contó.
"Fue libre y voluntario"
Alves, siempre según su nueva versión, pactó con la denunciante que él entraría primero y después ella. Y reiteró en varias ocasiones, con contundencia, que todo lo que ocurrió a partir de ese momento en aquel baño fue “libre y voluntario, hicimos el amor y ella en ningún momento me dijo que me detuviera o afeó lo que estaba pasando”. Tras su declaración, preguntaron
el abogado del futbolista, Cristóbal Martell, la letrada de la denunciante, Ester García, y la fiscal Elisabeth Jiménez. A preguntas de su abogado, Alves aseguró que en prisión había tenido mucho tiempo para pensar y darle vueltas al por qué la joven le había denunciado. Y que había llegado a la conclusión de que lo hizo porque tras finalizar las relaciones sexuales “pude ser poco atento o afectuoso con ella, y además le pedí que abandonáramos el baño por separado. Quizás ese comportamiento le pudo ofender o molestar”.
Las lesiones de la víctima
La fiscal se interesó por las lesiones que la víctima presentaba en una rodilla. Alves dijo que la mujer quizás se pudo arañar o lastimar por la postura en el baño mientras le realizaba una felación. En ese momento, Martell quiso advertir de que no se trató de una contusión ni herida, sino que la joven presentaba una escoración. El acusado añadió que tras salir del baño se dirigió nuevamente a su mesa, tomó una copa de champán, y se acercó seguidamente a un grupo de mexicanos que estaban justo al lado y que lo habían reconocido. Que charló con ellos, sin intención alguna de marcharse o huir del local, y sin que la joven, ni sus dos acompañantes, le amonestaran o afearan nada de lo que había ocurrido en el baño. Aclaró que en el momento de abandonar Sutton, por el pasillo de la puerta principal que conduce hasta la salida de la calle Tuset, pese a pasar por su lado, no reconoció a la mujer, que según muestran las imágenes se encontraba en ese momento con sus dos acompañantes y tres empleados de la discoteca relatando que había sido violada en el baño del reservado “por un famoso”. La letrada de la víctima, Ester García, también quiso preguntar y cuestionó que la versión postural que Alves ofreció en su nueva declaración no coincidía con la reconstrucción que en su momento realizó la policía científica de los Mossos d’Esquadra sobre lo que ocurrió dentro del baño.
Batucada en prisión
Ni Martell ni García quisieron hacer declaraciones a la prensa a la salida, pero ambos se mostraron satisfechos en sus respectivos despachos de cómo se había desarrollado la nueva declaración del acusado. Al terminar, el futbolista fue conducido de nuevo a los calabozos de la Ciudad de la Justicia y regresó a Brians 2 en un vehículo de los Mossos d’Esquadra. Tras la nueva declaración del futbolista, Martell presentó esta semana una petición de libertad en el juzgado, acompañada de un informe sobre las imágenes de las cámaras de seguridad de Sutton y que trata de quebrar la veracidad de la víctima sobre lo que ocurrió en el interior del baño, sin cámaras. El informe sostiene que, a diferencia de lo que la mujer declaró en sede policial y judicial, el tiempo que estuvieron en el reservado, los cinco –Alves y Bruno y la víctima con sus amigas– mostraron una actitud de total cordialidad y complicidad. Y que, por tanto, si la joven declaró que en esos instantes sintió “miedo y presión” también se puede dudar de lo que contó que ocurrió dentro del baño. Esta vez, Alves está muy “confiado” y espera la resolución de la magistrada desde prisión, donde sigue liderando los partidos de fútbol que se celebran en el patio de su módulo 16. Su comportamiento no ha variado desde que llegó al centro penitenciario. Su actitud es ejemplar y atiende a todas las indicaciones del personal del centro, sin cuestionar nada, ni rechistar. De hecho sus compañeros de módulo prácticamente se han olvidado de que comparten horas con el que fuera una estrella mundial del fútbol y le tratan como a un preso más. Solo una vez han tenido que llamarle la atención los funcionarios de prisión. Coincidió con los carnavales de Brasil, cuando improvisó una batucada en su celda golpeando todos los objetos que tenía a mano. Ante el follón, los funcionarios le abrieron la puerta de la celda para recordarle que no eran horas ni lugar para celebrar fiestas.