Prácticamente nadie faltó a esa rueda de prensa convocada en enero por la Policía Nacional en el complejo policial de Canillas, en Madrid. Había mucha expectación porque la noticia iba a ser realmente importante. Los investigadores ofrecerían detalles de la detención en Málaga de uno de los líderes de la peligrosa Mocro Maffia, los temidos clanes criminales de origen marroquí que tienen en jaque a las élites en los Países Bajos y que han puesto en el punto de mira a la heredera al trono, la princesa Amalia. La información acaparó un buen espacio en los medios de comunicación españoles y en Holanda abrió periódicos e informativos de radio y televisión. Había caído en España uno de los delincuentes más buscados por las autoridades de Países Bajos. Estos días, el sistema judicial español ha vuelto a ser titular en la prensa holandesa y no precisamente para repetir las felicitaciones y los halagos. Tres meses después de aquella exitosa investigación policial, el peligroso delincuente Karim Bouyakhrichan, alias Taxi, ha huido.
Decisión incomprensible
Que nadie se imagine al fugitivo serrando barrotes de la celda de seguridad en la que apenas pasó mes y medio en prisión. Ni participando en un sofisticado plan de huida con helicópteros sobrevolando el patio de la cárcel. ¡Qué va! Es todo mucho más incomprensible. La Audiencia Provincial de Málaga le dejó en libertad, con cargos, y unas medidas cautelares que han quedado en papel mojado. Los policías que ya lo detuvieron sospechan que el individuo cruzó a Marruecos y desde allí mantendrá su liderazgo sobre una organización criminal que mantiene la presión sobre la Casa Real holandesa. Bouyakhrichan cayó en una operación de la Udef (Unidad de Delincuencia Especializa- da y Fiscal) de la Policía Nacional que desmanteló una compleja estructura societaria dedicada en exclusiva al blanqueo de capitales procedentes del narcotráfico. Tras el arresto de Bouyakhrichan en Marbella, el 9 de enero, el Ministerio del Interior destacó que se trataba del “delincuente más buscado y peligroso de Países Bajos”.
Un mes y medio en prisión
La investigación de la Policía Nacional puso en evidencia la intención de la Mocro Maffia de implantarse en España, territorio elegido históricamente por las principales organizaciones criminales internacionales para extender sus tentáculos. La Costa del Sol, en Andalucía, y también la Costa Dorada, en Catalunya, han sido escenario de importantísimas detenciones de capos de la mafia rusa, italiana o marsellesa, entre otras. Y la Mocro Maffia no iba dejar pasar la posibilidad de tener su trozo de pastel.
La operación en la que cayó este mafioso ahora fugado dependía del Juzgado de Instrucción número 4 de Marbella, un juez que cuando le tuvo delante, tras ser detenido, ordenó su ingreso en prisión. Y allí permaneció el capo mes y medio, durante los que su abogado defensor presentó un recurso ante la Audiencia Provincial de Málaga, solicitando la libertad provisional. Es decir: Pedía el letrado al tribunal que mientras durara la investigación y hasta que se fijara la fecha del juicio, Bouyakhrichan pudiera permanecer fuera de la cárcel. Quizás la comparación no es acertada, pero con este ejemplo usted que lee lo entenderá mejor. En el caso de Dani Alves, por ejemplo, tras ser detenido por los Mossos d’Esquadra y enviado a prisión, su primer abogado solicitó varias veces su puesta en libertad. Pero la Audiencia de Barcelona la denegó. Entendían los jueces que había un alto riesgo de fuga por sus posibilidades económicas. Así que el jugador acusado en ese momento y condenado después por violación, permaneció trece meses encarcelado hasta que se celebró el juicio y se hizo pública la sentencia de cuatro años y medio de cárcel. Y ha sido ahora, mientras espera la resolución de los recursos presentados por las distintas partes a esa sentencia, que ha conseguido la libertad provisional. Eso sí, semanalmente se tiene que presentar ante el tribunal para firmar, ya entregó sus pasaportes español y brasileño, y se ha comprometido a no salir de España.
Reclamado por Holanda
Pero volvamos al caso que nos ocupa. El abogado del Taxi hizo su trabajo, solicitar la libertad de su cliente. Alegaba el letrado que no existía riesgo de fuga ya que Bouyakhrichan tenía arraigo en España, donde afirmaba vivir con su pareja sentimental. El fiscal especial antidroga de Marbella, Carlos Tejeda, se opuso frontalmente a la puesta en libertad al considerar que el arraigo no existía, que el capo tenía una gran capacidad económica para intentar eludir la justicia y que, además, tenía nacionalidad marroquí, país al que podía intentar escapar ya que sus autoridades no entregan a sus ciudadanos a otros estados que los reclaman. El fiscal advertía además que las autoridades judiciales holandesas habían solicitado su entrega y que se estaba tramitando en la Audiencia Nacional, donde la Fiscalía apoyaba la extradición. En el escrito se reclamaba expresamente que Taxi siguiera en prisión para poder ejecutar esa extradición a Holanda.
Incomprensiblemente, el pasado 22 de febrero, la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Málaga admitió el recurso de la defensa y dictó un auto ordenando su excarcelación. Los tres magistrados reconocían que existía la posibilidad de que el presunto capo huyera si salía de prisión. Llegaban incluso a señalar que no era verdad que la pareja de Taxi viviera en España, porque ella había admitido que su residencia estaba en Dubai y que solo esporádicamente se trasladaba a Marbella. Pero también consideraban que había otras medidas cautelares menos gravosas que la prisión como pagar una fianza de 50.000 euros, entregar su pasaporte y personarse en un juzgado cada 15 días, para garantizar su estancia en España durante la instrucción de la causa.
Una larga lista de delitos
Tras depositar la fianza, Bouyakhrichan abandonó la prisión. Al día siguiente entregó el pasaporte en el juzgado y desde entonces cumplió con las otras medidas cautelares. Acudió cada día 1 y 15 de cada mes a diferentes juzgados de la provincia de Málaga. La última vez que le vieron firmar fue el 1 de abril. En Holanda están literalmente que trinan. Y así lo han expresado periodistas y opinadores que siguen sin entender cómo ha sido posible que se dejara en libertad al que está considerado uno de los principales líderes de la Mocro Maffia, tras la complicada investigación de más de un año que permitió su detención. En cuanto Bouyakhrichan fue detenido, las autoridades neerlandesas solicitaron a las españolas su extradición. Querían tenerlo en Holanda para ser juzgado de una larga lista de asuntos. El órgano competente para ejecutar esa extradición es la Audiencia Nacional y el caso recayó en el Juzgado Central de Instrucción número 2, que dirige el magistrado Ismael Moreno. El juez citó al abogado del capo de la mafia hace unos días para comunicarle que había una reclamación de extradición. En ese momento el individuo entendió que no podía arriesgarse a la cadena perpetua a la que ya ha sido condenado recientemente Ridouan Taghi, el principal líder de la organización criminal.
Amalia regresó a Holanda
No exagero si les cuento que la Mocro Maffia es a día de hoy una de las grandes amenazas para las democracias europeas. Sus prácticas se asemejan a las de los narcos sudamericanos con asesinatos, secuestros, torturas, sobornos a funcionarios públicos, disparos a bocajarro contra abogados de víctimas o de testigos protegidos e, incluso, una cabeza decapitada entregada al grupo enemigo. Unas prácticas de cártel despiadado que no tuvo reparos en plantear el secuestro de la princesa Amalia, quien tuvo que refugiarse casi un año en Madrid para esconderse de la mafia. Una estancia que detallamos la semana pasada en estas mismas páginas en la que contábamos también que la decisión de regresar a Holanda estuvo marcada por la disminución del riesgo para su seguridad. En ese momento, los dos principales líderes de la mafia estaban entre rejas. Uno condenado a cadena perpetua en Holanda y el otro encarcelado en España a la espera de su extradición a los Países Bajos. Pero la fuga de Bouyakhrichan complica nuevamente el día a día de una heredera condenada a vivir bajo unas medidas de seguridad asfixiantes.
Durante la operación policial de enero se detuvieron además de a Taxi a otras seis personas por su presunta implicación en el blanqueo en la Costa del Sol de 6 millones de euros procedentes del narcotráfico. El ministerio del Interior informó de que se habían bloqueado 172 propiedades, entre ellas varias mansiones en Marbella, valoradas en más de 50 millones de euros; y se habían embargado 178 cuentas bancarias con tres millones de euros en saldo. La relación del cabecilla mafioso con España venía de lejos. Su hermano Samir había sido asesinado a tiros a la salida de un pub de Benahavís, en Málaga, en agosto de 2014 en un supuesto ajuste de cuentas con otro clan rival de la Mocro Maffia, este encabezado por Ridouan Taghi. De ahí el temor de Taxi a estar encarcelado en su país. Ridouan Taghi ya ordenó matar a su hermano y lo hará con él, aún estando entre rejas. La policía confía en volver a detener al mafioso. Mientras esté en libertad, Amalia estará en peligro.