Que una abuela insista en hacerse fotos con sus nietas y que a la madre de las niñas no le parezca bien sería un capítulo más de la leyenda que suele marcar como antagónicas a las suegras con las nueras. Que el hijo de una, y marido de la otra, intente poner paz también encajaría en la casuística de muchas familias, incluso que el abuelo se mantuviera al margen y que las niñas, atrapadas entre dos fuegos, acabarán tensándose. Pero resulta que, en esta ocasión, los protagonistas de estas escenas de familia son los miembros de la familia real, todos, los seis: los Reyes, la princesa Leonor, la infanta Sofía y los reyes Juan Carlos y Sofía y que, además, no se ha sabido por la comunicación verbal sino por unas imágenes que están dando la vuelta al mundo.
La actitud de la reina Letizia impidiendo, con su presencia física, que la reina Sofía se hiciera una foto con sus nietas Leonor y Sofía ha dejado de ser una anécdota para adquirir consideración de crisis familiar. El hecho de que el vídeo captado a la salida de la catedral de Palma tras asistir a la misa de Resurrección se haya convertido en viral, es decir que se ha multiplicado por las redes sociales hasta saltar a los medios de comunicación convencionales, demuestra que cualquier detalle del comportamiento de los miembros de la familia real afecta a la imagen de la Corona. No hay explicación para esa escena aunque es cierto que si supiéramos las razones quizá lo entenderíamos. Pero que ha calado en la opinión pública es una evidencia y supone que, ciertamente, a la reina Letizia son muchos que le tienen ganas y cualquier fallo se magnifica; no sucede lo mismo con la reina Sofía cuya aceptación en la opinión pública es general. A la madre del Rey se le reconoce haber aguantado, siempre con buena cara, carros y carretas, haber estado siempre en su lugar y cumpliendo con su deber, a pesar de que, como se sabe, ha tenido que aguantar desde desavenencias conyugales hasta alejamientos familiares.
La razón por la que no ha gustado la actitud de la reina Letizia es que la gente considera que ha ofendido a la reina Sofía, un personaje intocable. Quizá no hay para tanto y que vete a saber la intrahistoria que explica, aunque no justifica, la escena de la catedral. En cualquier caso, la propia Reina parece haber tomado nota y ya ha hecho saber, a través de personas próximas, que está “desolada” pero no se sabe si es por su comportamiento o por la ola de rechazo que ha desatado. No es la primera vez que Letizia ha tenido que reflexionar sobre cómo se interpretan sus actos; siempre se la ha juzgado con dureza y no se le han perdonado ni su orígenes, ni su carácter. Eso es así, pero también lo es que ante las adversidades Letizia se crece y esta vez, también, sabrá como salir del enredo.