Acude el sábado María Teresa Campos a ‘Viva la vida’ para ser entrevistada por Emma García y decido no verla. Luego me meto en Telecinco.es y rescato algunos titulares. Se enfadó cuando Emma le preguntó por Isabel Gemio y que a mí no me tiene que pedir perdón, entre otros. Teresa y yo tenemos una conversación pendiente, eso lo sabemos los dos. Hace poco rompimos el hielo con una llamada telefónica en la que hablamos como si entre nosotros no hubiera pasado nada. Bromeamos sobre varios asuntos, pero en ningún momento nos lanzamos reproches. Hicimos bien en no hablar inmediatamente después de la polémica entrevista. Las crisis se enfrentan mejor en frío. Teresa y yo hemos quedado para almorzar aunque todavía no hemos fijado día. Estoy convencido de que las cosas se van a solucionar porque los dos estamos entregados a la causa. Son muchos años compartiendo trabajos y confidencias y a ninguno de los dos nos da la gana tirar por la borda tantos momentos vividos juntos. Creo que no quise ver la entrevista del sábado por si las moscas, para no envenenarme. Y porque yo con la Campos no quiero volver a pelearme más, que ya las hemos tenido de todos los colores. Y, fundamentalmente, porque las posiciones de cada uno de nosotros están muy claras y la guerra sería aburrida por repetitiva.
Caso distinto son las hijas, no sé yo cómo estarán mis relaciones con ellas. Desde aquel fatídico sábado no he vuelto a ver a Terelu y dudo de cuál será su reacción al verme. Por lo que la conozco, me lanzará alguna pullita, me reprochará algunas de las cosas que dije, intentará reñirme, pero al final acabaremos riéndonos. La tengo muy calada y hay demasiado cariño de por medio. La gente que no pertenezca a este medio pensará que todos los que trabajamos en él somos unos falsos de campeonato. Y lo puedo llegar a entender, porque el tipo de relaciones que se gestan en la televisión son complicadísimas. Se establecen lazos sentimentales muy fuertes con tus compañeros de programa, pero los programas pasan y los equipos cambian, y los que fueron tus compañeros del alma desaparecen y vuelta a empezar con otros. No es cierto que en la televisión no se hagan amigos. Yo tengo muchos. Y con los amigos, en algún momento de tu vida, siempre acabas discutiendo. Lo malo es que nuestras disputas son televisadas. Es domingo por la mañana y tengo muy claro que en el tema Campos no quiero sacar los pies del tiesto. A ver cuánto me dura. Espero no meter la pata en ‘Sálvame’.