En un mundo en el que es tan fácil señalar con el dedo, culpar a los factores externos por nuestras circunstancias y pensar que “el césped del vecino siempre es más verde”, no hay nada más revolucionario que tomar responsabilidad. Esta forma de pensar, que ya marca a varias generaciones, solo nos ha traído insatisfacción y frustración. ¿Por qué no cambiarla?
La familia, el entorno social e incluso la política pueden parecer responsables de nuestros problemas, pero esta percepción nos aleja de una verdad poderosa: somos los arquitectos de nuestro propio destino. Eso lo sabía bien Albert Ellis, pionero de la terapia cognitiva, cuya célebre frase te ayudará a dejar de esperar que lleguen los mejores años de tu vida, para empezar a vivirlos.
¿Cuáles son los mejores años de la vida?
Albert Ellis fue un psicólogo y psicoterapeuta estadounidense, conocido por ser uno de los fundadores de la terapia cognitiva, una de las corrientes más utilizadas en la actualidad. Una de sus citas más conocidas dice lo siguiente: "Los mejores años de tu vida son aquellos en los que decides que tus problemas son tuyos. No culpas a tu madre, al medio ambiente o al presidente. Te das cuenta de que controlas tu propio destino."
Con esta frase, Ellis nos enseñaba lo que necesitamos para romper un ciclo de sufrimiento infinito. Hasta que no somos capaces de tomar las riendas de nuestro propio destino, vivimos atrapados en la insatisfacción, esperando a que lleguen esos famosos “mejores años de tu vida”, que solo puedes empezar a vivir si tomas responsabilidad de todo lo que te sucede.
La importancia de la responsabilidad personal
Tomar responsabilidad personal implica reconocer que somos los principales agentes de nuestras vidas. Esta toma de conciencia no siempre es fácil. Puede ser un proceso incómodo, puesto que requiere de una introspección honesta y, a veces, dolorosa. Sin embargo, asumir la responsabilidad de nuestros problemas nos empodera para actuar y cambiar nuestra situación.
Esto no quiere decir que tus circunstancias externas no influyan de ninguna forma en tu vida. Pero cuando culpas a otros por lo que te sucede, te privas de la oportunidad de aprender y crecer.
Esta falta de responsabilidad sobre ti misma te hará sentir impotencia, porque te volverás víctima de las circunstancias, ajena al control de tu propio destino. Todo esto, fácilmente se convierte en un ciclo de descontento y desesperanza.
Por ejemplo, si estás pasando por problemas en el trabajo, podrías culpar a tu jefe, a la economía o a cualquier otro factor externo por tu insatisfacción. Esta actitud, sin embargo, no hará que mejore tu situación. En cambio, al asumir la responsabilidad (que no la culpa) de tus circunstancias, puede que empieces a reflexionar sobre tus habilidades, que empieces a formarte o que incluso explores nuevas oportunidades laborales. Este cambio de mentalidad es fundamental, porque te permitirá transformar tu vida en algo mejor.
Aprende a controlar tu destino
Ahora que ya sabes que tienes la responsabilidad de todo lo que suceda en tu vida, es hora de aprender a controlar tu destino. Y esto pasa por aprender a tomar decisiones de forma consciente.
Cada elección que hacemos, por pequeña que sea, tiene el potencial de acercarnos a nuestros objetivos o de alejarnos de ellos. Así que, el primer paso, es identificar de forma sincera y honesta qué es lo que quieres en la vida, estableciéndote metas claras y alcanzables.
Una vez tengas claro lo que quieres, debes entrenar tu mente para tomar decisiones que te acerquen a lo que deseas. Puedes entrenar este hábito llevando un diario de decisiones conscientes, en las que reflexionar sobre tus elecciones y las consecuencias de estas. Esto reforzará la idea de que tus decisiones importan y pueden moldear tu futuro, independientemente de las circunstancias externas.
No dejes que los obstáculos te limiten
Aunque suene muy bonito decirlo, un simple cambio de mentalidad no hará que tu vida sea de repente un camino libre de obstáculos hasta tus objetivos. Simplemente, te dará el control para decidir cómo quieres vivir a partir de ahora. Los obstáculos, los desafíos y los momentos difíciles, sin embargo, seguirán estando ahí. La pregunta es, ¿qué hacemos con ellos?
Aprender a enfrentar las crisis y los momentos de dificultad es crucial para el desarrollo personal. Y la clave está en ver cada obstáculo como una oportunidad para crecer y fortalecerte.
Se trata de reconocer que los problemas son parte de la experiencia humana. Dejar de esperar que las cosas sean perfectas para empezar a luchar por lo que queremos. Deshacernos de las expectativas irrealistas que nos hacen vivir en un estado eterno de frustración.
Las personas capaces de hacer frente a las adversidades con responsabilidad, como bien dice Ellis, viven eternamente en “los mejores años” de su vida. Porque solo cuando asumes que eres capaz de todo lo que te propongas, puedes empezar a construir la vida con la que siempre has soñado.