La batalla campal entre Arantxa Sánchez Vicario y su exmarido, Josep Santacana, ha dado mucho que hablar desde que la pareja anunciara su separación hace poco menos de un año. Tras varios meses sin tener noticias sobre la guerra judicial económica y por la custodia de sus dos hijos, uno de los dos juzgados donde el matrimonio podría tramitar su divorcio ya ha puesto fecha para que eso suceda: Esplugues de Llobregat.
El juzgado catalán, donde Santacana presentó demanda en un intento de escurrir el bulto respecto a la gran deuda económica que se le viene a la tenista, ya ha puesto fecha y hora para la vista de la resolución de su divorcio: el próximo 4 de marzo.
Una situación a la que Arantxa no quería tener que enfrentarse y que parece que está cada vez más cerca, sin que la grande de Rolland Garros pueda hacer nada por evitarlo. Sus problemas maritales comenzaron mucho antes de 2016, cuando tuvieron su gran crisis de pareja, ya que los problemas económicos de Arantxa llevan haciendo mella en su relación desde hace años. En 2014, se mudaron a Miami huyendo de la presión mediática española y allí intentaron comenzar una nueva vida, emocional y económicamente. Pero no lo consiguieron.
Todo se remonta a 2009 (un año después de su boda con Santacana), cuando a la tenista le cayó encima una multa del Tribunal Supremo de 5,2 millones por fraude fiscal. Sin embargo, Vicario aseguró que no podía afrontar el pago y acusó a sus padres de haber malgastado su fortuna, hecha con su carrera en el tenis, a sus espaldas. La relación con su familia era cada vez peor, dado que también intentaron advertirle de las malas intenciones de Josep Santacana al casarse con ella y le pidieron que firmase una separación de bienes. A lo que ella hizo caso omiso.
Respecto al dinero, la Agencia Tributaria cobró gracias a un aval del Banc de Sabadell que, a su vez, recibió el dinero de otro aval con el Banco de Luxemburgo, donde la jugadora guardó sus ganancias amasadas de sus triunfos deportivos. Es este banco, el luxemburgués, el que le reclama la suma de 7,5 millones a la tenista y su exmarido a través de una denuncia y, por aquel entonces, llegó a pedir cárcel para ellos (que fue rechazada).
Por todo ello, tras interponer en primer lugar una demanda de divorcio en los juzgados de Florida (donde vivían desde 2014) y pedir la custodia de sus hijos alegando que Sánchez Vicario tiene problemas psicológicos, Santacana decidió interponer otra en el juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de Esplugues (Barcelona). ¿Por qué? Porque en aquella primera contienda, la tenista le acusó de haber gestionado y malgastado su dinero y, cuando los jueces preguntaron por ese asunto, el empresario quiso echar tierra de por medio.
Así que se trajo la batalla a España, donde quiere demostrar que antes de la boda firmaron una separación de bienes y, por tanto, librarse de la deuda del banco luxemburgués y de esas acusaciones de 'estafa' a la madre de sus hijos. Aquí, los abogados de la deportista intentaron parar el proceso, que la jueza siguió considerando que ambos son españoles y que tenía sentido: la fecha de ese encuentro está ya a solo un mes y medio.