Y, finalmente, ninguna de las apuestas se cumplieron. Pocos apostaban por una casa francesa para vestir a Meghan Markle en su boda con el príncipe Harry pero así ha sido. Eso sí, tiene truco. Givenchy, firma representativa del glamour parisino, ahora cuenta con la dirección creativa de Clare Weight Keller, nacida en el Reino Unido. Jaque Mate. Bien jugado, Meghan.
Se trata de una creación de seda, con escote barco no muy pronunciado y de manga larga. Una joya minimalista que no pasará de moda debido al clasicismo de su diseño. Los zapatos de la novia también han sido una creación de la marca.
La propia novia quiso tener un detalle con los 53 países de la Commonwealth representándolos en su velo. El resultado son metros de discreto tul cubierto por flores que representan cada uno de los países. Un gesto cargado de significado y de respeto.
De las escasísimas joyas que lleva, además de su anillo de pedida y una pulsera de brillantes, destaca la tiara, que es el ‘algo prestado’ de su look nupcial. Se trata de una tiara que perteneció a la reina Mary, abuela de Isabel II, y fue idea de esta que la llevara en el día de su boda. Estando de esta manera más que presente en el gran día de su nieto.