La isla de las tentaciones' se ha convertido en todo un fenómeno mundial gracias a su última edición. El montaje publicado en redes sociales de Sandra Barneda corriendo tras Montoya mientras acude llorando a Villa Playa por culpa de la infidelidad de su novia se ha hecho más que viral. No hay una localidad de la Tierra en la que no hayan visto al concursante y que conozcan su pena por Anita.
Montoya ya es toda una estrella de la pequeña pantalla pero a todo el mundo le sigue llamando mucho la atención cómo reacciona ante la adversidad. Desde sus primeros momentos en República Dominicana le hemos visto arrancarse la camisa cuando ha visto o ha sentido algo que no le gustaba. Un gesto muy comentado en redes sociales que han analizado las psicólogas Pilar Cebrián y Isabel Menéndez en ' El programa de Ana Rosa' y 'Uppers' respectivamente.
"Esta impotencia es porque está viendo conductas que él no puede controlar. Al romperse la camisa, al romper algo, va a conseguir liberar el cortisol que le provoca lo que está viendo", ha asegurado Pilar en el programa de las mañanas de Mediaset para justificar esta extraña reacción de rabia del participante.
Pero no ha sido el único analizado, Anita, la actitud preocupada de Anita por su novio después de haber sido infiel también ha sido comentada por la especialista: "Las emociones que genere en las otras personas ahora mismo a ella le dan igual", relata.
Ha sido la terapeuta Isabel Menéndez la que desde la web de Telecinco ha querido aclarar todavía más el motivo por el que Montoya rompe su camisa y ha respondido además a sufre quien más llora o si es más sanador que nos vean o sufrir en silencio. "El dolor es un sentimiento latente en la condición humana, pero tanto su intensidad como su expresión es algo muy ligado a nuestros valores, creencias, costumbres y nomas sociales", comienza diciendo la profesional de la salud mental en 'Uppers'.
"Cada cultura tiene bien definidos qué comportamientos son correctos o incorrectos o qué recursos acepta para expresar una emoción. Somos seres sociales y ajustamos nuestros comportamientos al contexto y al medio cultural en el que nos encontramos. Inevitablemente, entra en juego el sentirnos evaluados por otros y la respuesta que recibimos en el modo de expresarnos", continúa diciendo.
Pero Isabel tiene claro queno es lo mismo enterarse de una infidelidad a que te la cuenten de manera sincera: "Es un shock. No hay un tiempo de contención, reflexión o tomar cierta distancia antes de decidir qué vas a hacer. Unas personas reaccionen con ira, confrontación, tristeza, desesperación o falta de control. Otras optan por la huida, el llanto y la tristeza", relata.
Y es que a muchos les puede parecer gracioso ver en el programa como Anita se está acostando con un tentador pero la realidad es mucho más dura. Solo quien lo sufre en sus propias carnes sabe el dolor que se siente al ser engañado. Y más delante de toda España (y en esta edición también en el mundo). "Si hay amor de verdad, es una pérdida y debe afrontarse como un duelo", explica.
![Sandra Barneda y Montoya](data:image/svg+xml,%3Csvg xmlns="http://www.w3.org/2000/svg" viewBox="0 0 1200 675"%3E%3C/svg%3E)
Sandra Barneda y Montoya en la playa de República Dominicana.
Telecinco
"En la manera de procesarlo interviene la inteligencia emocional, muy diferente según la cultura, el nivel educativo o el entorno. Darnos permiso para sentir y procesar la infidelidad es saludable, pero también lo es buscar apoyo en alguien de confianza para compartir lo sucedido o sanar con la ayuda de un profesional que ayude a superar la traición o a reconstruir, si aún es posible, la confianza en la relación. Las lágrimas cumplen una doble función: minimizan el dolor físico y también emocional. Lloras por la pérdida y después respiras", relata.
Eso sí, la terapeuta dice que en el caso de una reacción desmesurada como la de Montoya lo que pasa es que no pasa por la parte frontal del cerebro. "Esa respuesta visceral y trágica no ayuda y pasa factura. Está muy vinculada a ese sistema de valores y creencias aprendidas. También lo está la reacción contraria, la frialdad o la indiferencia, porque conlleva un duelo postergado que se va a manifestar en forma de ansiedad, depresión o sentimientos de culpa", cuenta.