Aunque pueda parecerlo, no todo es perfecto para nadie, tampoco para personas que siempre parecen felices como el futbolista Joaquín Sánchez (41 años) y su mujer, Susana Saborido (38 años). El matrimonio se ha abierto en canal y ha contado su historia desde sus inicios en el segundo capitulo del documental del centrocampista ‘La última y me voy’ y aunque son una pareja muy bien avenida, de ahí que continúen juntos 22 años después de conocerse, también han pasado momentos duros, en los que siempre han estado para apoyarse el uno al otro.
Uno de ellos ocurrió un tiempo después de su boda, que se celebró en 2003. Durante la grabación Joaquín y Susana junto a sus dos hijas se sentaron en el sofá a ver el vídeo de aquel día, todos estaban riendo y bromeando y ellos les iban contando a las niñas anécdotas y momentos del que, a pesar de los muchos contratiempos, fue uno de los días más importantes de sus vidas, pero de pronto una imagen hizo que el semblante de Susana cambiara.
“Mira, ahora va a salir mi primo” decía ya serie y se tapaba la cara con las manos sin poder evitar romperse, su madre, que también ha participado en la docuserie explicaba que se trataba de "Antonio, primo hermano suyo, era un niño muy cariñoso, siempre estaba con nosotros... Me cuesta decir esto, pero cuando llamaron diciendo que se había matado en un accidente... Es duro, pero son cosas que pasan en la vida", cosas que la mujer del futbolista jamás ha podido olvidar.
Por lo demás la pareja no recuerda más que cosas divertidas de aquel día, o al menos que ahora le parecen divertidas, porque en su momento no les resultó demasiado agradable que acudiera tanta gente a la ceremonia que finalmente la policía tuvo que escoltarles en el paseíllo de camino a la iglesia. De hecho, ella apuntaba a que, hasta las cuatro de la mañana, cuando todo se relajó, no terminaron de disfrutar de verdad el momento.
Susana y Joaquín sueñan con su 25 aniversario
Ahora, de cara a su 25 aniversario, tienen pensada hacer otra celebración, o al menos es la intención de Joaquín, pero ya han aprendido la lección, “algo más íntimo, no, no, como la boda no” decía entre risas y ella, aunque accedía a la propuesta de su marido, no cesaba en su idea: “hacemos eso pero después nos vamos a Paris los cuatro”, se refiere junto a sus hijas, aunque él no parece muy por la labor, pues considera que “nosotros no pegamos en París”.
Sea como fuere, lo cierto es que el hecho de tener algo que celebrar ya es una buena noticia, sobre todo en este momento en que, aunque muy a pesar del jugador del Betis, ya piensa en su retirada y la parte buena que tendrá que llegue ese momento, es que podrá dedicar muchas más horas a su familia, que es su prioridad, aunque es consciente de que se ha perdido muchos momentos por estar jugando, “sobre todo cuando jugaba en la selección” recuerda Susana, que afirma que “a veces me pasaba el mes sola y eso si ha sido duro, pero siempre he conseguido que mis hijas tuviera un padre presente”.