El matrimonio de David Bustamante y Paula Echevarría no solo resume más de 10 años de toneladas de amor, sino de cuantiosas ganancias. Como pareja 'marca' que ha vendido una imagen idílica, muy golosa para las marcas, lo suyo ha sido una unión muy fructífera que se ha traducido en la inversión en diversas empresas e inmuebles. El final de la unión de David y Paula podría decirse que ha sido diseñado al milímetro. No sabemos si avanzando que el amor tiene caducidad y queriendo evitar un río de sangre entre ellos, se habían casado en separación de bienes. Por lo tanto, todo lo que han facturado dentro del matrimonio, en principio, no tendría por qué darles ningún quebradero de cabeza en su repartición durante el proceso de divorcio.
Cada uno de ellos había invertido en diversas empresas dedicadas a los campos profesionales de cada uno de ellos. La actriz lleva su imagen y sus contratos de televisión, publicidad y su producción editorial a través de su sociedad PEC Producciones Artísticas 2007 SL. Según informa Vanitatis, Echevarría ha generado con ella unos 700.000 euros. Por su parte, el cantante tiene dos empresas relacionadas con la actividad musical: Celeste Music Sport Production SL y Daimala Producciones SL. Si bien, cuando se casaron, Bustamante era quien despuntaba como artista, pero con el tiempo, su mujer ha pasado de actriz secundaria a toda una estrella mediática que igualaría o superaría en fama (y ganancias) al cantante.
El problema podría venir por el domicilio conyugal, un exclusivo chalet de lujo enclavado en la urbanización de Villafranca del Castillo (Madrid), donde habrían estado conviviendo hasta ahora con su hija Daniella. Según las últimas noticias, David se habría mudado a la casa que adquirió para sus padres y que se encuentra a poca distancia. La casa donde han compartido sus vidas se llama El Cantábrico y la pareja la adquirió justo después de casarse por 1'5 millones de euros. Se trata de una vivienda de varias plantas, de 500 metros cuadrados, 2.500 metros de jardín y piscina. La protagonista de 'Velvet' también es propietaria de una casa en la localidad asturiana de Carreño, que sirve de lugar de asueto veraniego.
La repartición de los bienes inmuebles y económicos no parece que vayan a crearles grandes problemas pero, padres amantes, el principal foco de conflicto se intuye el régimen de custodia de su hija Daniella.