Dicen que todo el mundo, al menos una vez en la vida, debería ser rubio. A muchos de nuestros famosos esta curiosidad les puede, pero ante la sola imagen de ellos cubriendo raíces y decolorando se quedan con la versión más fácil y sencilla: el uso de pelucas. ¡Pero qué cucos son!
En cuestión de segundo uno pasa de ser moreno zaíno a tener el pelo más blanco que la madre de dragones, porque sí, ella, Emilia Clarke, también tira de peluca cuando le toca convertirse en Khaleesi, porque en su día a día luce una melena corta y castaña.
Muchos se pasan al rubio solo por trabajo. Como le ha pasado recientemente a Irina Shayk, que, gracias a una peluca, se transformó en una súper rubia californiana con ondas surferas. En un principio, quien no supiera que su look tenía truco, habría pensado que la rusa se había sometido al cambio más radical de su imagen, pero sus cabellos morenos estaban seguros bajo la redecilla que se ponen en estos casos.
Las modelos se suelen ver obligadas a cambiar de imagen con asiduidad, pero también les ocurre a los actores. Que se lo digan si no a Anne Hathaway que pasó de ser una morenaza encantadora a la versión rodeo de Dolly Parton, puesto que en la película ‘Brokeback Mountain’ lucía un pelucón de estratosféricas dimensiones. O mirad a Javier Bardem, la quintaesencia del hombre latino, convertido en el villano de ‘Skyfall’ con un postizo amarillo pollito que le hacía adquirir una imagen de hortera de bolera bárbara (provocaba escalofríos solo con contemplarlo).
Otros famosos se pasan al rubio solo por hacer el gamberro como es el caso de Eva González y Cristina Pedroche, quien, en su última incursión en el platino se convirtió en una reportera a la que ni su padre reconoció.
¿Quién luce mejor el rubio? ¿Quién preferís en su versión original?