Parece que lo de `Revolution´ no es sólo el apellido de esta decimoctava edición de GH. La mayoría de edad no está sentando nada bien a un formato que, si el año pasado se enfrentó a algunas críticas, este curso ha empezado con un claro suspenso para el público.
El tema del presentador, que tanto revuelo causó hace un año cuando Jorge Javier debutó en el que era el programa de Mercedes Milá por excelencia, ha quedado en un segundo plano a raíz de los cambios internos y externos que la organización ha buscado para esta temporada.
Si ayer hablábamos de la ausencia de Carmen Alcayde como comentarista del debate de los domingos, siendo la colaboradora más veterana de este formato con 12 años como tertuliana a sus espaldas, la aparición de María Teresa Campos no tuvo el efecto que se esperaba y enfadó todavía más a los fieles seguidores del concurso.
La original manera de arrancar este año -con cien personas dentro de la casa de Guadalix durante dos días- tampoco terminó como la organización deseaba y uno de los concursantes que finalmente no fue elegido no ha tenido reparo en denunciar los inconvenientes que ha supuesto para él este `engaño´, con el que el programa le hizo creer que estaba dentro del concurso durante 48 horas. Juan Gámez ha contado en un programa de radio como, al ser concursante oficial, dijo que no a un trabajo y canceló un viaje a Italia que ya tenía pagado. "Dije que si no soy uno de los elegidos no entro porque pierdo mucho dinero y ellos me dijeron que ya era concursante de Gran Hermano, no que era la última fase para entrar", asegura. "Perdí 2000 euros y el trabajo para concursar con 99 personas más, donde 18 ya estaban elegidas".
Otra de las novedades ha sido la supresión del canal 24 horas. Los fieles del programa se han echado las manos a la cabeza ante la imposibilidad de seguir el día a día de los habitantes de Guadalix y ex concursantes como Aritz han echado más leña al fuego: “Gran Hermano 24 horas fue por el que la gente pudo conocerme. Pero ahora ellos ponen lo que les interesa. No hay manera de hacer un Gran Hermano así”, ha dicho el concursante de la 16ª edición.
Lo cierto es que nada de esto sería tan importante si el programa estuviera funcionando como se esperaba pero los malos datos de audiencia han conseguido poner en jaque un formato que parecía no tener fin.