Perdona pero no olvida. Tamara Gorro está ya hasta el mismísimo -¿gorro?- de todo lo que le ha tocado hacer después de haber sido víctima de un robo el fin de semana pasado. La colaboradora se trasladaba a Valencia para disfrutar de las Fallas y acababa la noche en comisaría. Un desaprensivo le abría el bolso y le robaba todo lo que tenía dentro. Documentación, dinero y algunos recuerdos muy especiales. Tal es el nivel de rabia y frustración que lleva dentro que no ha dudado en lanzarle una maldición al que le robó...
Todo iba a las mil maravillas. Tamara Gorro había decidido disfrutar, por primera vez, de las Fallas y estaba muy emocionada. La colaboradora se fue a Valencia en pleno fin de semana de San José dispuesta a entregarse al máximo. Bailó, cantó, se grabó vídeos, descansó un poquito y continuó la marcha. Una experiencia que se iba a convertir en única pero no precisamente por la diversión. De repente, Tamata se daba cuenta de que le faltaban pertenencias. ¿Qué había pasado?
Aprovechando el tumulto de gente, a la colaboradora le habían abierto el bolso. De lo que llevaba, no quedaba nada. Con el disgusto y el shock, se trasladó a la comisaría más cercana para hacer la denunciar. Un engorro del que todavía está lamentándose. No fue solo el susto del momento, sino que, ahora, días después, continúa empantanada con la renovación de la documentación. Colas, turnos y mucho tiempo perdido por culpa de un ladrón.
Mientras esperaba para volver a tener su D.N.I., Tamara ha querido dejarle un recadito muy preciso al que se llevó sus cosas. Una maldición en toda regla para que se acuerde de ella. “Tú, ladrón o ladrona, mamonazo, mamonaza [sí, la cosa empieza fuerte], ojalá el café que te tomes con el euro con cinco que tenía en el monedero te dé una diarrea que no te levantes de la taza del váter en cuatro días”, ha dicho a través de los stories de instagram.
“Por tu culpa, tengo que perder tiempo”, remataba bastante enfadada. La colaboradora apuraba su café doble para pasar el mal trago y volvía a sus rutinas burocráticas. ¡Ánimo, Tamara, que ya casi lo tienes todo!