La boda de José Luis Martínez-Almeida (48 años) y Teresa Urquijo (27 años) era uno de esos eventos que estaban marcados en rojo en el calendario de muchos. Han sido alrededor de 500 invitados los que han tenido la oportunidad de ver al recién estrenado matrimonio darse el famoso ‘sí, quiero’. Pero también han podido disfrutar de un suculento menú, del que ha trascendido el precio fijado en 175 euros por persona.
La lista de personalidades que han desfilado por la iglesia de San Francisco de Borja en el barrio de Salamanca en Madrid ha sido innumerable. Además, contaba con un dato también muy destacable. Y es que se producía la reunión de varios miembros de la familia real española, ya que la abuela de la novia es prima del rey emérito. Ello suscitaba también un gran interés en poder ver su comportamiento en este evento tan señalado.
El caro menú de la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo
Tras haber celebrado la ceremonia religiosa, los invitados y los recién estrenados marido y mujer se han trasladado a la finca ‘El canto de la Cruz’, propiedad de Teresa de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma. Del menú no se conocían muchos datos, únicamente el precio que habían pagado los novios por cada persona, el cual ascendía a 175 euros. Pero del contenido del mismo poco se sabía.
En cualquier caso, desde ‘Vanitatis’ han tenido acceso al citado menú, una auténtica delicia al que no le faltan los detalles. En primer lugar, cabe destacar que el banquete comenzaba con el catering del mítico restaurante Lhardy. Antes de sentarse en las mesas designadas para cada persona, todos los invitados han podido degustar un cóctel que estaba compuesto por seis variedades diferentes de platos, acordes a los gustos de la gran mayoría de asistentes.
El contenido del menú de la boda de José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo
Tras ubicarse cada persona en el lugar destinado por la pareja, el entrante ha sido un salpicón de bogavante “desde 1911”. Tras ello llegaba el plato principal, un solomillo de wagyu a baja temperatura, una raza con origen en Japón con el que todos han podido comer a la perfección. Como viene siendo habitual, se termina con el postre, para el cual el matrimonio ha querido ofrecer dos opciones. La primera opción eran unas milhojas de crema con fresas confitadas y la segunda un brownie con crema de yogur y helado de vainilla.
Tras el momento más dulce, también han podido acompañarlo con un café o con infusiones de libre elección. Otro detalle importante de este menú es lo referido al vino. Estando el propietario de las bodegas de Marqués de Riscal entre los invitados, sus productos estaban asegurados. Un verdejo con Denominación de Origen Rueda pero también un Rioja de Marqués de Murrieta. Por último, los amantes del champagne han podido degustar un Laurent-Perrier.
Los detalles de la boda de Martínez-Almeida y Teresa Urquijo
También ha visto la luz el nombre que el matrimonio ha elegido para las mesas. En determinados enlaces los novios eligen minuciosamente todo este tipo de detalles. En esta ocasión, contando con la colaboración de la wedding planner que han contratado, tampoco han querido dejar estos detalles al azar. Los nombres de las mesas señalaban a importantes edificios emblemáticos de la capital de España. La Puerta del Sol, la de Alcalá, el Parque del Retiro, la Plaza de Cibeles, o la de Neptuno eran algunos de los nombres de las mesas.
Pero como en la gran mayoría de bodas, la cosa suele alargarse y acabar muy tarde. Es por ello que los novios han tenido en cuenta que a muchos les volverá a entrar hambre después de largas jornadas de baile. Este es el motivo por el que van a disfrutar de una recena, en la que contarán con tablas de embutidos, quesos, perritos calientes y pizzas. Además, la barra libre de bebida continuará hasta el cierre de la finca que está previsto que sea en torno a la medianoche.
Los adornos florales de toda la finca corrían a cargo de ‘Aquilea Flores’, propiedad de las tías de la novia. Los centros de mesa mantenían la misma línea clásica que se ha podido ver en la decoración de la iglesia, así como el ramo que llevaba la novia en su camino hacia el altar. Además, en la propia finca también han querido tener un detalle con la dueña del lugar, la abuela de la novia. Además, han realizado un emotivo recuerdo a los padres del novio, ambos fallecidos. Como dato curioso, los novios no han bailado el típico vals, ya que han querido continuar en la línea de resaltar aspectos de Madrid. Por ello, han bailado un chotis.