Si hay un lugar en el mundo que nadie puede pronunciar sin recordar a David Bustamante (41 años) ese es San Vicente de la Barquera. De allí salió hace veinte años para entrar en la academia que le cambió la vida, la de Operación Triunfo, pero nunca ha olvidado sus orígenes y lleva su pueblo por bandera siempre que tiene ocasión de presumir de él. Así ha sido hace pocos días en ‘El camino a casa’, el programa en que diferentes personalidades regresan al lugar donde crecieron para recordar grandes momentos de su vida.
Y Bustamante lo ha hecho con el humor que le caracteriza, pero también con mucha sinceridad. De hecho, ha confesado que ha tenido problemas de dinero, y que la economía nunca ha sido su fuerte. Muestra de ellos es una divertida anécdota que recordó de cuando comenzó a trabajar como peón de obra y quiso hacerle un regalo a su madre con su primer sueldo, la cosa se le fue de las manos. "Le quise hacer un regalo a mi madre y me gustó mucho una pulsera de oro blanco y brillantes. Con 14 años cobraba 80.000 pesetas en la obra, pero valía 95.000. Tuve que estar pagándola dos meses" recuerda divertido. Menos mal que su madre aclaró que la cambió por una más normalita y le metió el resto del dinero en su cuenta sin decirle nada hasta mucho tiempo después.
Pero todo eso quedó atrás, y le llegaron años de bonanza y buenas cifras, que invirtió entre otras cosas, en dos sociedades, con diferentes niveles de éxito. También en la casa que compartió con Paula Echevarría en la capital durante los doce años que estuvieron casados, un chalet unifamiliar de 330 metros cuadrados y siete habitaciones que vendieron en 2019 por 1,8 millones de euros tras solventar una deuda del cantante con hacienda superior a 700.000 euros por la que la propiedad estaba embargada.
En 2010, cuando su carrera ya estaba más que asentada, dio de alta Celeste Music Sport SL con el fin de gestionar sus espectáculos en director sobre el escenario, arrancó con los 3.000 euros mínimos obligatorios y el siguiente objetivo social: “la realización de actividades relacionadas con el mundo del artista y del espectáculo. La gestión del cobro de royalties, cánones o cualquier otro tipo de remuneración relacionados con la contratación o derechos de los artistas, y la promoción, representación, gestión, negociación e intermediación”. Cuatro años más tarde dejó de presentar actividad y no es posible consultar ninguno de sus balances de cuentas.
Sin embargo, en 2016, ya divorciado, quiso probar suerte de nuevo como empresario y lo hizo con Daimala Producciones SL, también dada de alta con el mínimo requerido y dedicada a las “artes escénicas, la realización de actividades relacionadas con el mundo del artista y del espectáculo y la gestión de cobro de royalties, cánones o cualquier o cualquier otro tipo de remuneración relacionados con la contratación o derechos de los artistas”, es decir, prácticamente el mismo objetivo que la anterior. Y de la misma manera es imposible consultar sus cuentas puesto que jamás han sido presentadas al Registro Mercantil.
Pero eso no quiere decir que le vaya mal, sencillamente no es posible conocer los resultados de su emprendimiento, pero teniendo en cuenta que después de vivir varios años de alquiler tras su divorcio se mudó junto a su nueva pareja, Yana Olina a un chalet unifamiliar en Boadilla del Monte que ahora mismo, teniendo en cuenta el precio medio del metro cuadrado en la zona está valorado en una cifra cercana a los 800.000 euros. Es decir, no le va mal, de hecho, hace poco ha sacado una nueva fragancia, y teniendo en cuenta que afirma vender una cada 30 segundos. Parece que la cuenta se salda en positivo.