La ruptura de Isabel Preysler (71 años) y Mario Vargas Llosa (86 años) originaban un terremoto de dimensiones cósmicas en el seno familiar de la 'socialité'. Los cimientos de 'Villa Meona' se han agitado como nunca después de que los hijos del escritor se hayan posicionado con tanta contundencia tanto en público como a través de terceras personas. Un posicionamiento que no hemos visto entre los hijos de la reina de corazones, y más cuando el fin de esta relación ha salpicado de lleno a Tamara Falcó (41 años). La marquesa de Griñón también está siendo noticia por su mediática reconciliación con Íñigo Onieva (33 años). Una ruptura, una segunda oportunidad, dos mujeres en etapas sentimentales diametralmente distintas y la misma persona de confianza en medio de todo: Ana Boyer (33 años).
El incómodo papel de Ana Boyer
Visto y comprobado que la mujer del tenista Fernando Verdasco no va a reaccionar con la intensidad una situación familiar que lo está pidiendo a gritos. Y tiene motivos para alzar la voz en ambos casos. Sin embargo, Ana Boyer ha elegido el silencio atronador para posicionarse en las dos vicisitudes amorosas que están haciendo correr ríos de tinta. En especial, la de su madre, quien parece haberse declarado la guerra con su ya expareja y con sus hijos.
¿Tiene miedo Ana Boyer de que la salpique la polémica? Su hermana marquesa no lo ha podido evitar. Tal como ha publicado la revista Lecturas en exclusiva, ella ha sido quien ha provocado la ruptura de la Preysler y el premio Nobel. El discurso homófobo que pronunció en aquellas jornadas ultraconservadoras en México el pasado octubre sentó fatal a Vargas Llosa. Él, que ha alzado la voz contra la homofobia en Latinoamérica, no podía quedarse al margen, y sus críticas enfadaron muchísimo a Isabel, llevándoles a tener una gran bronca que se cobró con el escritor yéndose de la casa de su pareja.
Silencio atronador y gestos sutiles pero reveladores
Así como cuando rompió su hermana de manera fulminante con Íñigo Onieva el pasado septiembre, Ana Boyer protagonizó un encuentro promocional con prensa y habló de la decisión de Tamara. Ahora su postura ha sido mucho más discreta, aunque sí que ha tenido gestos que no han dejado espacio a las dudas.
En la cena de Navidad en 'Villa Meona', era ella quien compartía en redes sociales la cuidada y elegante decoración de la mesa, con especial detalle a la mantelería en la que figuraban las iniciales BP. Letras bordadas que corresponderían a los apellidos Boyer y Preysler. Un golpe sobre la mesa de Ana Boyer demostrando que ella, como Álvaro, Morgana y Gonzalo, también estaba feliz de que su madre y Mario hayan tomado caminos separados.
En contra de la relación con Mario Vargas Llosa
Cabe señalar que, cuando Isabel y Mario empezaron hace ocho años, todas las informaciones apuntaban a que la mujer de Verdasco era la que menos aceptaba esa relación. Su padre, Miguel Boyer, fallecía en septiembre de 2014 debido a una embolia pulmonar. Solo hacía unos meses que había enviudado y una fotografía confirmaba que estaba enamorada del premio Nobel.
Aquel verano de 2015, Ana Boyer tomaba la decisión de dar un paso más en su relación con Fernando Verdasco y se iban a vivir juntos a un impresionante ático situado en la lujosa zona de El Viso, en Madrid. Con el tiempo, acabó aceptando la relación de la 'socialité' y el autor de 'La fiesta del Chivo'.
Contrariada con la reconciliación de Tamara Falcó e Íñigo Onieva
En lo que respecta a la reconciliación de la marquesa de Griñón e Íñigo Onieva, en esta ocasión Boyer no ha hecho declaraciones directas a ningún medio. Ni siquiera para defender a la marquesa después de que se la esté acusando de ser el detonante de la ruptura de su madre y el escritor.
Ya hacía semanas que salían a la luz los encuentros secretos de Tamara y el joven empresario, a pesar de que Falcó estaba teniendo citas con un amigo en común. Posiblemente escarmentada de haber apoyado con tanta diligencia a su hermana mayor, que hasta cogió un vuelo y se plantó en 'Villa Meona' para arroparla en el momento más intenso tras romper con Onieva, Ana ha dejado clara su postura a través de terceras personas.
"Ellas se quieren y se adoran pero me dicen que a Ana no le ha sentado nada bien. De hecho, Ana no está aquí", subrayaba María Patiño al transmitir la información que le había llegado de una fuente cercana a la hermana de la menor de las hijas de Preysler. El tiempo dirá si vuelve a asumir el riesgo de 'mojarse' ante situaciones que, por ahora, parecen tan volátiles, ya sea por pura necesidad de expresar su opinión o por un goloso talonario.