Samanta Villar dio a luz a sus mellizos ante las cámaras

El programa más personal de la periodista ha llegado al final con el parto a sus mellizos, Violeta y Damián

La tercera entrega de ‘9 meses’ arranca con Samanta Villar acudiendo a una ecografía en su semana 28 de embarazo. Es un momento definitivo, pues tal y como explica, “si los mellizos nacieran ahora serían prematuros, pero sobrevivirían. Así que sí, definitivamente, voy a ser mamá”. No podía contener la emoción.

Pero los nervios por ser madre de 40 años y con un embarazo múltiple la ponían en una situación de riesgo. Por si fuera poco, el médico le dijo que le tienen que repetir las pruebas que determinarían si tiene diabetes gestacional. Esto le asustó mucho. Además, le comunicaron que la niña no está bien colocada, que estaba de culo, así que le hizo temer una posible cesárea, algo que deseaba evitar a toda costa, puesto que su sueño era tener un parto vaginal.

Tras someterse a una dieta y volverse a hacer las pruebas médicas, los resultados no puedieron ser mejores. Samanta continuó comiendo lo quiso (con mesura) ya que no tenía exceso de azúcar en la sangre. La posición de su pequeña consiguió arreglarla con algo tan efectivo como ponerle música. Dirigiendo el altavoz a su pubis, los niños empezaron a moverse, y solita se reubicó.

¡Y llegó el gran día! A Samanta la indujeron al parto a través de la medicación, y según nos mostró, le llevó más de 24 horas dar a luz. Hemos visto cómo rompió aguas, y como ella, asombrada, no paraba de decir “no para de salirme agua”. Más contracciones. “Me mareo y todo del dolor”, exclamaba mientras Raúl le agarraba con fuerza y ponía cara de circunstancias. Epidural. Empujar. Volverlo a hacer y la cabeza de la niña ya estaba fuera. Las primeras lágrimas llegaban a los ojos de los padres recién estrenados, que aún guardaban algunas más para cuando nació el otro pequeño.

He logrado ser mama de Violeta y de Damián y lo que tengo por delante sí que es la gran aventura de mi vida”, terminaba diciendo a cámara la periodista, mientras no podía dejar de mirar a esos dos ansiados bebés con los que tanto soñó.