Desconcertados. Sorprendidos. FLIPANDO. Así se ha sentido la audiencia con la entrada en directo de Isabel Pantoja en 'Sálvame'. La tonadillera ha llamado al teléfono de Chelo García-Cortés y ha mantenido una conversación que desde ya es historia de la televisión.
A Isabel se le ha recriminado muchas veces el interés que hay siempre detrás de las cosas que hace. Una motivación con el color del dinero. Sin embargo, en esta ocasión hemos visto a una Pantoja vulnerable, dolida y al límite. Y es que su hija Isa le duele mucho. Demasiado. Le duele lo que hace, le duele con quién está y le duele lo que se dice de ella.
La artista no ha podido contenerse por más tiempo y ha estallado. No ha estallado como Isabel Pantoja, la cantante, sino como Isabel Pantoja Martín, la madre. Una postura que, aunque en determinados momentos (sus cuentas pendientes con algunas de las colaboradoras), ha sacado su carácter altivo, ha conseguido hacer empatizar con su dolor al equipo del programa.
Pantoja revelaba la espina que tenía clavada de que su hija no se haya despedido de ella antes de entrar en el reality. Un dolor que, sin embargo, lleva enquistado desde hace muchos años, y así lo ha expresado: "Yo no vi a mi hija anoche, para que quede claro. Yo no tengo ningún tipo de problema porque mi hija esté en un reality, porque ella puede hacer lo que quiera, siempre y cuando no le perjudique. En tercer lugar, yo no supe que ella iba a ir a ningún reality hasta hace una semana. ¿Es cierto que no me ha llamado para despedirse?, sí. Mi hija no se ha despedido de mí sencillamente porque voló a los 18 años desgraciadamente de mi casa, salió por la puerta. Pero irse, se fue antes, mucho antes. Y eso lo he sufrido yo, su madre".
La intérprete de 'Marinero de luces' ha sido especialmente dura con Dulce Delapiedra. Para ella, es la auténtica razón de la deriva en la que viviría su hija y de su relación maltrecha.
"Yo he sufrido muchísimo todo lo que le está pasando a mi hija, porque yo no acepto la vida que ha tomado. Ese es el problema. Yo no acepto que llegue ni a las siete de la mañana ni a las nueve de la mañana ni a las once de la mañana. Y eso lo sabe ella. Sabe que la voy a reñir aunque tenga 22 años. Está con una persona que no es buena, porque si lo fuera, le daría buenos consejos", ha dicho haciendo clara referencia a Dulce, a quién "no la quiero ni nombrar".
Gran parte de su encendido y afectado discurso telefónico lo ha dedicado a atacar con dureza a la exconcursante de 'Supervivientes 2016. "Esta persona que tiene mi hija a su lado le consiente todo, absolutamente todo, y yo no. Yo no le consiento lo de Matalascañas nada, yo no le consiento lo del coche, yo no le consiento que le quiten los puntos, no le consiento que llegue a las tantas de la madrugada. No señor. Pero la otra sí. Esa no es su niña. Si fuera ella le diría: tienes un hijo de cuatro años, 22 años, y una carrera de inglés que tu madre te ha dado para que des clases", continuaba.
La preocupación por su hija la desgarra por dentro y en un grito desesperado ha llegado a pronunciar unas palabras que incluso le han escocido a ella misma: "Yo estoy más tranquila de que mi hija esté en 'GH VIP', porque sé que está dentro de un lugar donde no le van a hacer daño. Muy triste es saber dónde está mi hija esta noche, a qué hora llegará, qué le pasará a mi hija. Ese es el sufrimiento que yo tengo".
Isabel ha intentado empatizar con la parte del equipo que sabe lo que es tener hijos: "Todas las que están sentadas ahí, o casi todas, tienen hijas. Y que no escupan para arriba, porque les va a caer encima".
Pero si ha habido un momento en el que Isabel no ha podido más ha sido cuando ha escuchado las palabras de Belén Esteban, que ha conectado perfectamente con su disgusto. Con mucha sensibilidad, la princesa del pueblo le ha dedicado unas palabras reconfortantes que ha acabado con la tonadillera quebrándose: "Como madre que te he escuchado, tiene que ser muy duro lo que has dicho y te entiendo ahora más. Yo que tengo mi personita que es muy cercana a la edad de tu hija lo que creo es lo que has dicho: lo peor que puede tener es a la persona que tiene al lado. Porque una madre tiene que enseñar, pero una persona no puede consentir".
A la tonadillera no le salían ya las palabras al otro lado del teléfono y ha puesto fin a la conversación con el programa con una frase conmovedora y agradecida, pero que giraba en torno al tema principal de su llamada, su hija: "Muchas gracias por dejar que me desahogara por lo menos sobre mi hija. Decir que la adoro, como cualquier madre. Todo lo que hablen mal de mi hija me va a doler toda la vida. Todo lo que le venga mal, lo sufro yo. No me gustaría que nadie, nadie que fuera madre, pasara lo que que yo estoy pasando".