Uno de los momentos en los que Rocío Carrasco más sufrió durante su relación con Antonio David Flores fue durante el embarazo de su hijo David Flores. En el episodio 3 de ‘Rocío, contar la verdad para seguir viva’, la hija de Rocío Jurado ha relatado desde la angustia el sufrimiento que pasó durante la nada dulce espera. Rocío se ha remontado a cuando estaba en la mitad de su segundo embarazo para contar que estaba pasando por su peor momento con el padre de sus hijos debido a unas deslealtades y que “me pasaba el día llorando y con ataques de ansiedad. Me acurrucaba en el suelo y me agarraba la tripa cuando él se iba. No sabía cuándo iba a volver ni qué es lo que iba a pasar”.
Hasta que un día se asustó porque “vi el agua correr con sangre, pensé que yo el niño lo iba a perder. Vino su hermana corriendo y yo le decía, Luci el niño, Luci el niño, ¿qué me pasa? hay sangre”. Después de este durísimo episodio Rocío Carrasco ha relatado que “creo que estaba de 22 semanas. Fui al ginecólogo de ella y me oscultó y me dijo que había expulsado el tapón mucoso, que de momento no parecía que hubiese peligro y que lo que tenía que hacer era guardar reposo. Pero esto era algo que a ella le resultaba imposible. “Yo no podía estar tranquila ni guardar el reposo. Sabía que algo no iba bien. Tenía bajadas de tensión, contracciones de parto… Me aterroricé porque pensaba que iba a perder al niño. Y en el caso de que eso ocurriera hubiese sido culpa mía porque estaba enferma, loca y estaba ocasionando un mal a mí y a mi hijo”, ha contado entre lágrimas sobre sus sensaciones.
Tan mal lo pasó que Rocío Carrasco ha dicho que “no no temía por mi vida, temía por la de mi hijo. Pensaba que ese embarazo no iba a llegar bien a término”. Al ver cómo iban las cosas, la hija de Rocío Jurado ha relatado que “yo decido ir a mi médico de Madrid. Le explico lo del tapón mucoso y me manda unas pastillas para detener el parto. Le pido que me deje volver a Chipiona porque el día 8 es el día de la Virgen de Regla y que por favor me dejase ir y que nada más terminar me volvía a Madrid. Así lo hice”. Pero ni siquiera en ese viaje a Chipiona le contó a su madre el sufrimiento que estaba pasando. "No iba a ir a contarle a mi madre lo que le estaba pasando. A posteriori se lo conté”. Tiempo más tarde, cuando la cantante se enteró de todo, le dijo a su hija “te lo advertí”.
Rocío Carrasco mantuvo un hilo de esperanza durante el embarazo cuando “digo que en el momento que lo veo con Sonsoles tengo claro que me separo, que no sé dónde ni cuándo pero que me separo, pero cuando nos vamos a Madrid me voy con cierta esperanza. Pienso que poniendo distancia de por medio muerto el perro muerta la rabia”.
En aquel instante “empiezo a tener reposo absoluto y a finales de septiembre o a principios de octubre creo recordar, él desaparece un fin de semana. Se fue un jueves y volvió un lunes por la mañana por algo de la inmobiliaria. Cuando pasa el tiempo del viaje llamo a casa de su hermana y ella me dice que por allí no está ni se le espera, que ellos no tenían conocimiento de que fuese para Málaga. Entonces empieza otra vez el desasosiego, el saber que no se ha ido a Málaga y que se ha ido a Sevilla que era donde estaba Sonsoles. Él vuelve por el cumpleaños de la niña y no le digo nada, porque era inútil, me iba a seguir diciendo que estaba mal de la cabeza. No tiene ningún tipo de escrúpulo a cómo estés", ha comentado sobre cómo continuó sufriendo. Un testimonio que ha terminado planteándose si las cosas hubieran cambiado en su embarazo y su parto de no haber sufrido tanto.