De todos los temas que Rocío Carrasco está abordando en su documental está claro que el más duro para ella es el de sus hijos. La hija de Rocío Jurado no tiene ningún tipo de contacto con ellos desde hace años y especialmente conflictiva es la relación que mantiene con su hija Rocío Flores. Pero no siempre ha sido así. Rocío Carrasco ha contado en el segundo episodio de 'Rocío, contar la verdad para seguir viva' la felicidad que sintió cuando supo que iba a ser mamá y la explosión de sentimientos cuando le vio la cara a su hija Rocío. Lo ha hecho entre lágrimas y absolutamente destrozada.
"Cuando supe que estaba embarazada sentí que iba a cumplir uno de mis sueños, iba a tener un hijo. Para mí era lo más importante y lo más grande que me podía pasar", ha contado. Rocío Carrasco se ha roto por completo y sin poder ni respirar ha compartido que cuando supo que era una niña lo que venía en camino se "volvió loca de felicidad".
"Otra Rocío para la familia. En ese momento, todo pasó a no tener importancia, para mí lo único importante es que yo estaba embarazada", ha contado.
Rocío Carrasco ha recordado cómo fueron esos primeros años con su hija, cómo la llevaba a todas partes y lo orgullosa que estaba de ella: "Era una muñeca, nació preciosa (...). Era una niña maravillosa y que moría con su madre, una niña muy buena, muy educada, muy pizpireta, muy alegre... Era pasión con su abuela y su abuelo, yo le tenía educada con el 'no se miente'", ha contado.
Rocío Carrasco, que ha hablado de su hija todo el tiempo en pasado, solo puede recordar la felicidad de esos años. "Era la mujer más feliz del mundo... Tenía la cara redonda, unos mofletes y unos ojos azules... Era una niña bella y me gustaba cambiarla, vestirla... Rocío no dormía, solo si la mecía... Siempre me he considerado una buena madre".