Aunque parezca mentira, hay más de un Risto pululando por la faz de la Tierra. Nosotros tenemos el nuestro propio, claro, pero no es el único. El presentador aprovechó la visita de Enrique San Francisco en el Chester para abordar, por fin, uno de los temas más controvertidos después de sus gafas oscuras. ¿Es 'Risto Mejide' su verdadero nombre? ¿Se lo cambió para triunfar en la tele? ¿Hay un secreto detrás de tan sonora combinación? Él mismo nos lo aclara...
¿Cuántas veces deben haberle preguntado a Risto Mejide si se llama así de verdad? Tampoco es algo de extrañar, contando que son muchos los profesionales de los medios que adoptan una identidad diferente para su faceta laboral. Un apellido nuevo, un nombre más sonoro, todo vale con tal de diferenciarse en el mercado -eso lo sabe bien Risto, que para algo es publicista-. Ahora, por fin, hemos podido satisfacer una de nuestras grandes dudas.
El actor Enrique San Francisco invertía los papeles en el Chester para preguntarle a Risto por su nombre. “Es un nombre finlandés, hay muchos Ristos en Finlandia”, la explicaba. “De pequeño empezaron a llamarme Risto hasta que un día me lo cambié”. De acuerdo, ¿pero cuál era su nombre originario? “Yo me llamaba Ricardo”. ¡Sale la bomba! Tras muchos años de especulaciones, el presentador ha decidido sincerarse, un poco más, ante su público.
“Yo llevaba nueve generaciones de Ricardos y quería romper con los muertos, aunque fueran los míos”, explicaba Mejide. “Yo soy distinto, yo no quiero...”. Sin duda, el presentador poco tiene que ver con sus predecesores, si atendemos a su vertiente más mediática. Ha triunfado en televisión, ha conseguido pasar del jurado más cruel a un reputado entrevistados e incluso se ha reconvertido en estrella de las redes. Eso con un 'Ricardo' no sabemos si hubiese pasado.
“Hay mucha gente que me llama Evaristo o Cristóbal. Cada uno que me llame como quiera. Hay gente que me llama cosa peores”, bromeaba sobre el asunto. Con todo, también confesaba que existen nombres que le gustan más que el suyo. Pero, ¿alguien se imagina un Risto sin llamarse Risto? Nosotros, no.