Desde el pasado martes 12 de septiembre, cuando Arantxa Sánchez Vicario (51 años) acudió al juzgado de Barcelona para declarar, no se ha vuelto a ver a la extenista. Muchos se han preguntado cuáles son los motivos por los que la estrella del deporte se ha ausentado del proceso judicial durante estas 48 horas, pero parece que el ataque de ansiedad que sufrió durante su declaración, en la que no dejaba de llorar intensamente, ha provocado que su salud no pase por uno de sus mejores momentos.
La que fuera concursante de 'Mask singer: adivina quién canta' y su exmarido Josep Santacana se enfrentan a cuatro años de cárcel por un presunto delito de alzamiento de bienes por ocultar su patrimonio de más de 30 millones de euros con el único objetivo de no pagar una deuda millonaria al Banco de Luxemburgo, que asciende a 7,5 millones. Sin duda un momento muy complicado para la extenista, que habría querido aislarse en casa para la última parte del proceso judicial.
“Está derrumbada. No confía en nadie. Está encerrada y no quiere ninguna filtración a los medios de cara al viernes de cómo está. No quiere hablar con nadie", ha comenzado diciendo Miquel Valls en 'Espejo público' sobre lo que le ha contado el entorno de Arantxa, que cree que cualquiera de sus palabras podría afectarle. Tras las críticas sobre el comportamiento de la tenista en el juzgado (muchos decían que todo fue un papel), el periodista ha revelado que Sánchez Vicario sufrió un ataque de ansiedad dos horas después de salir del juicio. "Recibe atención médica y le hacen un justificante. Después ella se tranquiliza", ha añadido el comunicador, que además ha explicado que ella había pedido un permiso especial para no acudir a estas dos sesiones mientras que su exmario lo pidió muy tarde (por eso él sí ha tenido que estar presente).
"Mañana la veremos en el último turno de palabra. Los dos podrán decir y exponer lo que quieran, si ellos quieren hacerlo. Ahora mismo ella no confía en nadie. También nos han contado que antes de someterse y sentarse sola a este tribunal se ha preparado mucho y ha necesitado ayuda para afrontar las preguntas que le pudieran hacer", ha expresado el periodista en el programa de Antena 3.
Arantxa Sánchez Vicario, derrumbada
En su declaración, Arantxa Sánchez Vicario reconoció al juez que era consciente de la deuda que tenían y que en aquel momento tenía dinero para saldarla, pero no lo hizo por la influencia de su marido. "Yo hice lo que él me decía", explicó la deportista. Además, ha dejado claro que era Josep Santacana quien administraba su patrimonio y ha asegurado que está haciendo todo lo posible para devolver el dinero. Pero no solo eso, este jueves el perito de la acusación particular ha apuntado que la extenista tenía patrimonio suficiente para abonar la deuda que contrajo con el Banco de Luxemburgo. Cuando , a finales de 2009 revocó los poderes a sus padres para ser ella titular de sus cuentas y propiedades, "no es cierto que no existieran fondos, había 4 millones de euros en Suiza", han explicado en los juzgados.
A pesar de esto y de que entre 2010 y 2014 vendió varios de los inmuebles que tenía a su nombre, Arantxa no abonó ninguna cantidad para pagar aunque fuera una parte de la deuda a la entidad. Un dinero que el banco depositó en forma de aval después de que el Tribunal Supremo confirmase la multa a Sánchez Vicario por fraude a Hacienda.
La tesis de la Fiscalía, que pide cuatro años de cárcel para Arantxa y Santacana, es que los dos"idearon un plan consistente en descapitalizar su numeroso patrimonio, frustrando de este modo el cobro de la deuda" por el que limpiaron sus cuentas corrientes e hicieron "desaparecer" el dinero que ella había cobrado en créditos y por reportajes en medios de comunicación. "Todas las instrucciones las recibí del señor Santacana. Pienso que ella no tenía interés ni capacidad. La gestión no la llevaba ella. Arantxa era muy pasiva, estaba en otro mundo, no tenía demasiado interés por estas cosas, a pesar de estar informada de todo", ha confesado uno de los gestores con los que trabajaba la familia.