Nuevo litigio podría haber tenido entretenido al abogado de José Luis Moreno los próximos meses. Uno de los mejores artistas flamencos de nuestro país, Miguel Poveda, anunció que iba a denunciar al empresario por impago.
El catalán no pensaba quedarse de brazos cruzados sin cobrar lo que una de las productoras de Moreno le debía tras haber intervenido en algunos de los programas que llevaban el sello de este. "Desde la oficina de Miguel Poveda informamos que una vez más la empresa del señor José Luis Moreno no ha pagado las intervenciones de Poveda en televisión", dice un primer comunicado oficial enviado por el propio artista.
Poveda no es, ni mucho menos, el primer trabajador que se queja de la impuntualidad del padre Monchito a la hora de pagar. Yolanda Ramos, tras años de recibir negativas y evasivas, aprovechando que tenía delante a José Luis, le pidió explicaciones cuando este visitó el plató de ‘Hable con ellas’, donde ella colaboraba. “¿Si le digo una cosa me va a creer? ¿Usted sabe que me debe 25.000 pesetas?”, le preguntaba la humorista. José Luis, con los ojos a punto de salírsele de las órbitas, pedir un taxi y largarse echando humo del plató, le decía que por qué no lo había reclamado antes. Yolanda se quejó de que participó en ‘Noche de fiesta’ y que no le hicieron firmar ningún documento, lo que la dejó sin poderse defender ante la justicia en el caso de haber reclamado por la vía judicial su retribución por lo trabajado.
En el caso de Poveda sí que existía contrato, pero “la productora no atiende a los mails ni a las llamadas” contaban en el comunicado, por lo que tras hacer pública la situación, los acontecimientos han dado un giro de 180º. "Desde la Oficina de Miguel Poveda queremos hacer constar que hemos recibido hoy el abono de la factura que nos adeuda la productora Crystal Forest SL cuyo administrador es el Sr. José Luis Moreno y por ello no hay motivo para interponer la correspondiente reclamación judicial ya que solo cabría para reclamar los correspondientes intereses y declinamos dicha acción a los efectos".
Todo solucionado, pero después de que el artista diera 'un manotazo en la mesa' para que "no le ocurriera lo mismo a otros músicos".