Te enseñamos todos los rincones de la nueva casa de Pelayo en Madrid

Se trata de un luminoso piso en una de las zonas con más encanto de la capital

foto autor Conchi
Conchi Álvarez de Cienfuegos

Redactora Jefe de Clara Corazón

Pelayo Díaz

La vida sonríe a Pelayo Díaz, que está cumpliendo sus sueños en la televisión y también en su vida personal. Tras prometerse con el argentino Andy McDougall, ahora ha ido un paso más allá y es el orgulloso propietario de un céntrico piso en Madrid.

Ayer fue a visitar su compra más reciente. Una adquisición que nada tiene que ver con zapatos, bolsos de lujo, ni ropa de marca, su perdición. Sin embargo, esta transacción es más cara que todo su armario junto. Se trata de su primera casa ‘oficial’; sus anteriores domicilios habían sido alquilados y los sentía como hogar, pero, a partir de ahora este pedacito de Madrid será única y excusivamente suyo. ¿No es genial esa sensación?

A primera hora de la tarde, él y Andy se acercaron hasta el nuevo piso. La pareja caminaba por las callejuelas de Malasaña y Conde Duque, dos de los barrios con más encanto de la capital, bromeando, su estado natural, y compartiendo proyectos. El asturiano estaba especialmente ilusionado no solo por haberse convertido en propietario, sino también por la colección de ropa que ha lanzado en colaboración con una marca española.

Y, al fin, el ansiado momento. Pelayo mismo fue el encargado de quitar el cartel de ‘se vende’ que colgaba en uno de los balcones de su nuevo y soleado hogar, que tiene la estructura de los históricos pisos de la zona, pero completamente reformado a gusto de las tendencias actuales: maderas blancas, suelos claros y paredes lisas inmaculadas.

Él confesó que este era otro sueño que se le cumplía, sabiendo lo afortunado que es. La filosofía de vida del treintañero pasa por creer que conseguirá todos y cada uno de sus objetivos, y así es. Él anima y empodera a todos los que deseen ver materializadas sus metas, por muy locas o lejanas que puedan parecer. Creer para crear. Y lo siente todo tan firmemente, que, al final, a sus sueños no les queda otra que materializarse.

Tras recorrer las distintas habitaciones, imaginar cómo las decorará y dónde irá qué, él, acompañado de su prometido, su buena amiga Guiomar, salieron a la calle a celebrarlo y lo remataron todo con una cena al lado de Juan Avellaneda. Era un día para brindar.