Fue la más artista, la más divertida, la más bella pero, por encima de todo, la más querida. Carmen Sevilla nos deja hoy a los 92 años de edad, después de llevar años sin recordar la grandísima estrella que fue. La actriz, cantante y presentadora se encontraba siendo atendida en una prestigiosa clínica madrileña especializada en ‘la enfermedad del olvido’, Alzheimer. Pero, tras una complicación en su estado de salud el pasado domingo 25 de junio, fue trasladada a un hospital madrileño. Allí ha fallecido rodeada de sus seres queridos. Tras conocerse la noticia, la redes sociales se han inundado de mensajes de despedida de lo más emotivos por parte de los famosos que compartieron vivencias con ella.
Las últimas veces que pudimos saber de ella fue el pasado 16 de octubre, con motivo de su 92 cumpleaños, cuando recibió la visita de uno de sus grandes amigos, Moncho Ferrer, quien tenía por costumbre visitarla cada semana y, por supuesto, en fechas señaladas como su aniversario. Desde entonces, su salud había empeorando de forma paulatina. Ya sus amigos hacía tiempo que habían optado por informarse a través del hijo de la artista, Augusto Algeró, su pilar más importante y la persona que ha estado a su lado hasta su último suspiro. Este no se ha separado de ella desde que comenzase el declive. Carmen ha sido una grande. Una estrella tan rutilante que pocas han podido igualar y así lo demuestran las 22 imágenes más impactantes de su vida así como las portadas de Lecturas en la que desgranó sus vivencias.
"Está delicada, pero muy bien cuidada", decía Moncho Ferrer sobre Carmen Sevilla. "La quiero mucho, responde con cariño cuando le cojo la mano", explicaba emocionado. Sevilla llevaba diez años retirada del foco mediático. En cuanto comenzó su enfermedad, guardó intimidad y dejó a todos la imagen que recordamos de sus películas y programas de televisión. Carmen era una gran estrella, una de las últimas que nos quedaban.
Carmen Sevilla, la gran estrella
Llevaba desde 2009 con la memoria emborronada. Aquellos ya no eran sus despistes de siempre. En 2010 la prensa asistió a una fiesta que sirvió, a la vez, tanto para celebrar su 80 cumpleaños como para despedirse. Fue la última vez que la vimos siendo Carmen en estado puro. En 2012, su familia hizo público el diagnóstico que tres años atrás les habían dado los médicos. Desde entonces, su hijo Augusto velaba por la imagen de su madre. El gran público iba a recordarla como la estrella que fue.
Conforme los años pasaban y la enfermedad se volvía más cruel, Augusto, tratando de proteger a su madre, fue quien restringió sus visitas a amigos de toda la vida. Aquellas conversaciones, que pretendían hacerle recordar no le causaban más que sufrimiento y una confusión aún mayor. Con el tiempo, a él también dejó de reconocerle. Al niño de sus ojos, al que más quiso. Casada en dos ocasiones, su hijo fue el gran amor de su vida. A él le dedicó todo, por él hizo todo. Carmen era Carmen siempre. En la pantalla y fuera, arriba de los escenarios y en la calle.
Una auténtica pionera
Ella fue la estrella del Telecupón, la que presentó un día en zapatillas de estar por casa, la que confundía todos los nombres, la de las ovejitas, la de los despistes maravillosos... Pero también fue una mujer criada en una familia en la que la arte y la cultura surgía a borbotones, que estudió en el conservatorio y que fue una auténtica pionera: fue una de nuestras primeras actrices en dar el salto a Hollywood y en participar en la primera española en ser nominada Oscar. Ahí es nada. Un día la Carmen de Heliópolis de Sevilla dejó de ser solo de para pasar a ser Carmen de España, y hoy su “cariño trianero” nos deja para siempre.
Carmen Sevilla triunfó en el cine, en la canción, en la televisión y allá donde quiso. Pudo ser una estrella al otro lado del charco pero el amor y sus raíces pesaron más. Telecinco le dio la oportunidad de regresar y lo hizo por todo lo alto. Una segunda juventud que aprovechó al máximo y supo brillar como nunca. Ahora, Carmen descansa en paz. Se ha ido rodeada de los suyos, de su hijo y de sus seres queridos. Y para todos, siempre será Carmen Sevilla. Una grande.