Mónica Naranjo se reencuentra con su mayor fan, su marido Oscar, tras 'OT'

La cantante se ha convertido en la miembro del jurado de OT 2017 más aplaudida, criticada, querida y odiada...

De este OT 2017 nos quedaremos, sí o sí, con tres nombres. Tres mujeres que han conseguido reunir miles de fans a su alrededor y una buena cantidad de memes en cada una de sus apariciones. Amaia, Noemí Galera y, como no, Mónica Naranjo. La miembro más mediática del jurado ha despertado pasiones y odios a partes iguales. Excesiva, apasionada, histriónica y siempre polémica, la cantante apostó desde el primer momento por Operación triunfo y está claro que no se ha equivocado. Ahora, terminada la edición, ha recibido el piropo de su mayor fan, su marido Oscar Tarruella.

Costará mucho que algunas de las frases míticas de este OT desaparezcan. El 'buah, no sé, qué vergüenza' de Amaia, el 'sabe mi nombre' de Aitana y, como no, el 'no lloré' de Mónica Naranjo. La cantante fichó por el talent show como miembro del jurado -¿se puede decir presidenta?- y tuvo claro que era una buena opción, incluso en las primeras galas, cuando todo flaqueaba. El paso del tiempo le ha dado la razón. OT ha sido un éxito brutal y gran parte de la culpa la tiene Mónica Naranjo.

Cada semana, sus opiniones, sus tuits, sus fotos en instagram, todo se ha convertido en viral. No había una sola frase, un solo gesto de la cantante que no despertase reacciones. Y ahí estaba su mayor fan, su mayor defensor, la persona que más le quiere en el mundo: su marido Oscar Tarruella. El manager ha sacado uñas y dientes por su mujer, enfrentándose, de la mejor forma posible, con la repercusión de las redes. Y es que este OT ha supuesto toda una revolución a la hora de combinar la televisión con la interacción de los twitteros.

Ahora, con la edición finiquitada y los ánimos más calmados, Tarruella ha querido rendirse, literalmente, a los pies de la cantante. Con una divertida imagen de ambos, la pareja se ha despedido hasta la próxima edición. Porque, como ha afirmado Naranjo, “no es una despedida, es un hasta luego”. No sabemos si ya tendrán apalabrada o no su participación, pero está claro que sin Mónica, esto no hubiese sido lo mismo.